Por Zunilda Mercedes Fondeur
Hoy 2 de noviembre es Día de los Muertos, por lo que debemos reconocer los aportes en sus existencias que han sido legado trascendente para nuestras vidas, desde las buenas costumbres, correcciones para lograr de nosotros buenos seres humanos, hasta lo material y/o lo intangible.
Nuestros criterios y comportamientos civilizados, son heredados y aprendidos de nuestros ancestros, la mayoría de ellos sin la menor instrucción escolar o semianalfabetas, pero con alto sentido del amor, el deber y la disciplina.
De ahí que sus correcciones fueron bien intencionadas, aunque algunas erradas, como es el caso de obligar a un niño que prefiere escribir con la mano izquierda, a hacerlo con la derecha, aunque esto implique incluir coscorrones y jalones de orejas.
«Siéntate derecho, camina mirando al frente, deja tu cama y cosas arregladas antes de irte a la escuela, levántate de la mesa con el plato en la mano y lávalo enseguida» son enseñanzas que discurren de generación en generación, por lo que se puede deducir la calidad de la familia, por el comportamiento de los hijos.
En el orden material, son muchos los profesionales que aún viven que sus padres vendieron animales, tierras, hipotecaron casas y fincas para enviar sus hijos a estudiar, muchos de ellos hacen grandes aportes a la ciencia, la beneficencia y el desarrollo empresarial.
Esos difuntos nuestros que hoy recordamos con nostalgia y respeto pasaron penurias para traer a sus familiares a la gran nación norteamericana, en la que pudieron proporcionarnos un mejor futuro. En el caso de mami, sólo yo, que me casé y tuve mis dos primeros hijos Sandra y Nelson Taveras, siendo adolescente, le di nietos dominicanos, de los más de 50.
Insisto en que hay que conversar con nuestros descendientes y familiares a quienes nuestros padres ayudaron a ingresar a esta patria de oportunidades y juntos agradecer reconociendo lo diferente que hubiese sido de no haber hecho sus ascendientes las diligencias para que nosotros llegáramos y nos superamos aquí.
Sobre 60 millones de hispanos residen en los Estados Unidos, de los que más de dos provienen de la República Dominicana, la mayoría con residencia en el estado de Nueva York, por lo que son tomados en cuenta en estos tiempos electoreros.
Desde hace alrededor de tres décadas los dominicanos comenzaron a incidir en la política, cuando el hoy doctor en educación Guillermo Linares fue electo concejal de Nueva York y posteriormente el politólogo y economista Adriano Espaillat ganó un puesto en la asamblea estatal, luego una senaduría y actualmente es miembro del congreso. Ambos vinieron adolescentes de su natal República Dominicana, como otros que ocupan diversas curules en distintos estados por estos y otros invaluables aportes, hay que agradecer hoy a nuestros difuntos.
Mami, especialmente a usted la sigo reverenciando…Que le llegue mi amor al infinito y mi eterna gratitud. Gracias también a papá y a mi padrastro, hermana, tíos, así como a todos los que como ellos fueron inmigrantes honorables, ejemplares.
Ayer recibí una llamada de mi primo Héctor Fondeur Arias y nos sorprendió al pasar el teléfono a nuestro tío mayor, don Atahualpa Fondeur quien a sus 93 años conserva el estilo enérgico y educado al hablar, como trató a su docena de hijos y los traviesos sobrinos, hijos de sus hermanas Melania y Ana Patria, que en las vacaciones escolares nos enviaban desde la ciudad de Santiago «al campo de Laguna Salada».
Conmemoramos la tradicional fecha del Día de los Muertos y dedico estas flores de nuestro jardín a los difuntos, agradeciendo su legado.
Una oración por los difuntos, en su día.
zunildafondeur@gmail.com
(La autora es periodista)
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