Hace días escuché a un respetado economista dominicano afirmar que el mal manejo de los desechos sólidos en nuestro país, constituye una retranca para el desarrollo. Ante esta aseveración todos coincidimos en que, además de voluntad política, desde las más altas instancias y gobiernos municipales; de ejecución de estrategias de nación y políticas públicas para contrarrestar esta mácula, el principal factor a potenciar es la educación, sea esta preventiva, formativa…, porque ella, «evita grandes problemáticas y crea sensibilidad en la población».
Educación, por ejemplo, para la defensa del medio ambiente; bien público que nos beneficia a todas y todos, al estar disponible para la colectividad. El uso que hace una persona de él, no despoja a otra también de usarlo. Por ello, necesitamos adiestramiento para que la población acate las leyes, las normas para la gestión ambiental de residuos sólidos, que crea el Estado con la finalidad de proteger la salud humana y la calidad de vida de la gente.
La observancia de buena norma, como las que tiene nuestra nación, promueve, además, la preservación y protección del ambiente, al realizar acciones de responsabilidad social acorde a lineamientos para la gestión de residuos sólidos, de cualquier tipo: urbanos, de manejo especial, desechos peligrosos (médicos, radiactivos, laboratorios…), orgánicos, inorgánicos o industriales, agrarios…
Necesitamos educación, ejecución de normas, y drásticas penalidades a quienes ensucian el entorno, porque solo así, se podrá mantener el medio ambiente sano, y se evitará la bochornosa situación que se vive actualmente en algunas provincias: desbordas de desechos. Herencia de gestiones municipales anteriores.
Los residuos se generan diariamente, y la población dominicana aún no cultiva la cultura eficaz de reciclaje. Por lo que, sí a la brevedad no abrazamos educación en salud y medioambiental, agravaremos la vida humana, animal y vegetal de la nación.
Nuestro Estado reitero, posee excelentes normas para la conservación, protección, mejoramiento, restauración del medio ambiente y los recursos naturales, como la Ley 64-00. De igual forma, normativas que procuran prevenir la generación de residuos, gestión integral para fomentar la reducción, reutilización, reciclaje, aprovechamiento y valorización.
Así como, regulación de sistemas de recolección, transporte y barrido; los sitios de disposición final, estaciones de transferencia, centros de acopio y plantas de valorización. Como la Ley 225-20, General de Gestión Integral y Coprocesamiento de Residuos Sólidos, que también tiene como finalidad garantizar el derecho de toda persona a habitar en un medio ambiente sano; proteger la salud de la población. Al mismo tiempo, disminuir la generación de gases de efecto invernadero, emitidos por los residuos. Tema de que se hizo mención en artículos anteriores.
Como nación con órganos e instituciones fuertes, como el Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio, hemos adoptado estrategias nacionales, entre ellas, el Plan de Desarrollo Económico, que hace frente a las inclemencias del cambio climático, y procura como ya hemos identificado, reducción de las emisiones de gas de efecto invernadero a corto plazo.
Como se aprecia, somos un Estado legalista, sin embargo, flexible en la aplicación, persecución y judicialización de los crímenes. Los cometidos al medio ambiente no son la excepción, Por eso, hemos perdido afluentes, montañas, territorio…, de nada sirven los grandes esfuerzos que desarrolla el más alto nivel del poder político, si la población no asume, comprende sus deberes y los ejercita. Recordar que: «cada mensaje para cuidar el medio ambiente es una oportunidad de futuro para la humanidad».
iMostremos urbanidad, educación ambiental…, hagamos un esfuerzo!, iSeparemos correctamente los residuos en casa, contribuyamos con su tratamiento y reciclaje!, Demás está perpetuar, que la basura debe ser sacada de forma oportuna, para su correcta recogida. Así no se amontona en nuestras calles y crea focos de enfermedades…
Como se verifica, por la inobservancia, la problemática es compleja, y la solución es la preservación del medio ambiente. Ella implica la utilización de la economía circular. Esto es, actuación de la población de forma sostenible; razonable, tanto en la producción como en el consumo. Debe reutilizar de forma consciente.
Además, reciclar materiales y productos durante el mayor tiempo posible, con ello, hará grandes aportes al medio ambiente, como: ahorro de materia prima, energía, agua, que hoy en día ya es escasa, sobre todo la destinada al consumo humano. Asimismo, se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero. Hagamos conciencia, la protección del medio ambiente es deber de todos. Por tanto, accionemos en la prevención de contaminación, si deseamos vivir en salud, tener y mantener el medio ambiente en provecho de las presentes y futuras generaciones. Como indica nuestra Carta Magna.
Habitar en un ambiente sano, ecológicamente equilibrado, adecuado para el desarrollo y preservación de las distintas formas de vida, del paisaje y de la naturaleza, es un derecho fundamental. Pero, para disfrutarlo, hay que cumplir deberes; compromisos ciudadanos.
Hasta la próxima entrega.
santosemili@gmail.com
(La autora es educadora, periodista, abogada y locutora, residente en Santo Domingo, República Dominicana).