A Pleno Sol
El año 2021 tiene obligatoriamente que llevarnos a la meditación sobre el futuro del país. Se hace necesario hacer un estudio general de la situación que padecen los dominicanos, para con bisturí de diestro cirujano escarbar y amputar la podredumbre, los fallos, los inciertos y las prepotencias.
La pandemia ha sido lo más importante, terrible y doloroso de este año. Un mal que afecta todos los países del mundo. Se lleva en sus garras a intelectuales y patanes. La expansión del contagio parece indetenible, cuando se llega al 2021. Todos los dominicanos tienen que respetar estrictamente los protocolos de seguridad, para hacer frente a esta tragedia.
Con las expectativas de la vacuna, muchos piensan que se podría capear el temporal, pero lo que ahora manda es enfrentar la realidad actual. Los hospitales están llenos de pacientes con la COVID-19 y ya el Estado ha gastado miles de millones de pesos para prevenir y atender todo lo relacionado con la pandemia.
El que termina, fue un año de grandes pruebas para los dominicanos. Afectó a todo el tejido social. Comenzó con la crisis política de la intentona de reelección y los sucesivos fracasos electorales, hasta lograr a último minuto que la Junta Central Electoral viera la luz lejana del faro y celebrara unos comicios libres y democráticos.
Pero la democracia no vive de realizaciones pasadas, sino del trote del presente. El futuro se comienza a escribir hoy. Lo primero tiene que ser rescatar la credibilidad y la confianza en la JCE, organismo que desde hace años camina a tropezones, con diabluras terribles, y amigos y enemigos especiales. Su prueba central es enderezar la senda y evitar las parcialidades.
Sobre el horizonte se ven debates encendidos que pondrán a prueba el liderazgo en el Congreso que tenga el presidente Luis Abinader. El tema del aborto viene candente, con un enfrentamiento entre las iglesias, las feministas, los médicos, y un sector del gobierno. Solo el consenso podría salvar esa pieza, sino se quedará empantanada.
Con la reforma fiscal el gobierno tendrá que abrirse a vistas públicas y al diálogo. Es un tema delicado que pone en juego la estabilidad económica y social. Una reforma fiscal no puede ser para la aplicación de nuevos impuestos, o eliminar subsidios.
Que se analice a fondo cual es la situación y perspectiva dominicana, y desde allí se fijen posiciones. Se deben rechazar las recomendaciones de que haya aplicación radical de los organismos internacionales, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y sectores especializados de las Naciones Unidas. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
Comentarios sobre post