El lunes vi en la televisión (canal 2) un reportaje sobre la vacunación en San José, Costa Rica. Cientos de personas esperaban en la calle para entrar a un centro educativo en interés de ser inoculadas con la primera dosis del fármaco anticovid. Desconcierto e incertidumbre dominaban la situación.
Se oyó gente quejarse y protestar porque tuvieron que acudir en la madrugada, algunos hasta siete horas antes del inicio de labores, para asegurarse la entrada al vacunatorio. Al parecer, en el hermano país se inició la vacunación a mediados del pasado mes, con las personas mayores de cuarenta años.
Al día siguiente de divulgarse el reporte de CNN, retransmitido por Teleantillas, en República Dominicana, el presidente Luis Abinader emitió el decreto 427-21 mediante el cual levantó el toque de queda en el Distrito Nacional y la provincia La Altagracia. El 70 por ciento de sus moradores han sido vacunados.
A la fecha, unos 5 millones de habitantes de nuestro país han recibido la segunda dosis de inoculación contra covid. Es decir, el número de vacunados aquí se aproxima a la población total de Costa Rica. La comparación no persigue criticar a los costarricenses, sino valorar la actitud y la decisión del Gobierno dominicano frente a la tragedia del coronavirus.
El miércoles, cuando se publicó la reseña del decreto 427-21, también apareció la infausta información que daba cuenta de que la covid había desatado una ola de hospitalizaciones en los Estados Unidos de América. El diario Hoy tituló así en su portada: “Variante delta alarma y llena hospitales EU”.
Costa Rica ha sido mostrado como modelo de desarrollo entre los países latinoamericanos. La Suiza de América, llegó a llamársele. De EUA, ni hablar, se trata de una potencia mundial que lo tiene todo. El nuestro es país en vía lenta de desarrollo, cuya notoriedad se asocia a los éxitos de peloteros, merengueros y bachateros.
Mi padre, Alejandro Peralta (Chachá), en su filosofar ingenuo, incluía la advertencia de evitar las comparaciones. Hoy me permito desobedecerlo, amparado en un filón del método científico que consiste, precisamente, en comparar hechos y situaciones, para determinar el conocimiento verdadero.
Se justifica parangonar el programa de vacunación de República Dominicana con los de países más desarrollados que el nuestro. Así puede verse mejor nuestra realidad: en vacunación vamos bien y mejor que muchas otras naciones. En unos países se ruega por una vacuna mientras aquí se ruega a la gente vacunarse.
rafaelperaltar@gmail.com
(El autor es periodista y escritor residente en Santo Domingo, República Dominicana).
Comentarios sobre post