Solo ocurre en la República Dominicana, aunque la realidad de la realidad es que ocurre en ¡Muchas partes!. Son docenas los individuos acusados de desfalcar al Estado dominicano que andan sueltos como si nada. Ya nadie se acuerda de ellos y por ahí siguen gozando «sus» cuartos, es decir, los nuestros.
Un país que se ría de los vivos y hasta los disfrute, es un país que ha perdido la vergüenza. Ya sé que somos dos calles y que to’ el mundo se conoce y hasta «aspiramos» a que nos toque «el turno» pal’ macuteo, pero la realidad de la realidad es que así nunca llegaremos…
¿A dónde es que queremos llegar?. De la misma manera que conozco cómo es que pensamos, de la misma sé de qué nos quejamos. Nos quejamos del tráfico incontrolado y caótico, de los policías picando, de los apagones, de los tigres dando tumbes, de la música rastrera, de las niñas buscándosela, de las calles llenas de basura, del descontrol urbano, de los haitianos, de los políticos corruptos y de una larga hilera de etcéteras…
Pero, la realidad de la realidad es que así no llegaremos a ninguna parte y peor aún, si seguimos teniendo a los mismos políticos aspirando. A nadie le duele si nos matamos entre nosotros por mantener el control del Estado. A Nadie le importa si vivimos como ricos o pobres, solo a nosotros debe importarnos, pero mientras mantengamos esa conducta egoísta y «monárquica» jamás lo conseguiremos.
Mientras nos importe más «echarle vainas a los otros» en cuanto, mi reloj de marca, mi último modelo de carro, mis joyas, mis casas y todas esas mierdas que no nos «dan» la verdadera esencia de la realidad, es decir, la integridad como individuo compasivo y consciente ante un pueblo que necesita de su concurso para sacarlo adelante, usted seguirá siendo una mierdita más.
Un país que aspira a vivir en armonía y paz no se conduce por los senderos que vamos. Cualquiera toma un micrófono y despotrica al que sea sin que tengamos un efectivo medio de control moral. El lenguaje atropellado «inculta» más y un pueblo sin base cultural es propenso a que «otra cultura» lo reemplace…
De hecho, desde adentro no se nota, pero si lo vemos desde afuera, donde estoy, somos uno de los países latinoamericanos más influenciados por los gringos. Comenzando por nuestro sistema métrico de medición hasta tener 22 de cada cien dominicanos residiendo en los Estados Unidos.
La realidad de la realidad es que somos una colonia yanqui, gústele o no les guste. Una colonia que se maneja «independiente» mientras se pague todos sus gastos y se mantenga endeudada por más de 50 mil millones de dólares, pagando así, la colonia, más de dos mil millones de dólares anuales.
La inestabilidad, de la también, colonia haitiana, es algo que tiene al imperio perdiendo dinero, por lo que está dándole cerebro «a ver» como resuelve el asunto y como los gringos no tienen amigos sino intereses, les dará lo mismo dejarnos el problema a nosotros hasta que se arme el titingó y se vuelvan a meter a «imponer el orden» y a fundar la isla en una sola nación y así se «estabilizan» sus tributos…
Bueno, ya estoy hablando muchos «disparates» que otros viven disparatando también, pero la realidad de la realidad es que, si seguimos con esas flojeras y concentrándonos en «andar bonitos» y la cadenita y el aretito, terminaremos vendiendo el país a mansos y cimarrones.
Si no paramos el relajo de ir a gobernar para «buscársela» en vez de gobernar para defender la dignidad de sus habitantes, con educación, cultura, comida, vivienda y techo, terminarán los que quedan viviendo en los Estados Unidos y yendo «de turistas» a su propio país, así tengamos que practicar francés.
Un temor que siempre consideré un disparate, pero viendo, de lejos, para dónde vamos y qué queremos, me he dado cuenta de que a muy pocos les importa hacia dónde vamos, apoyando a los mismos políticos corruptos y que la mayoría lo que quiere es venir al imperio para sentirse parte «real» del mismo.
La realidad de la realidad es que no «solo en RD» sucede este asunto. La mayoría de los pueblos del mundo quisieran vivir en los Estados Unidos, entonces que el mundo se ponga de acuerdo y se acabe de fundir en uno solo y así terminamos de una vez y por todas con tantas pendejadas.
Yo no sé cómo terminaré este latido, ya que la sensatez y la objetividad andan de manos separadas. Termina uno en un sueño que no acaba de materializarse en miles de años de contiendas absurdas. Un hombre que se mira diferente, todavía sin comprender que es parte de lo mismo. Pero la realidad de la realidad es tan compleja que harán falta otros cinco mil años más para develarla. ¡Salud!. Mínimo Caminero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, EEUU).
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