Por Federico Reyes Vargas
El dilema entre la mejora tecnológica y organizativa o mejor y más democracia de la definición de las Políticas Públicas.
Considero que para nuestra región el aumento de capacidades de las AIPs[1] en aras de satisfacer las necesidades de la población, en el contexto actual (de corto plazo aumentado), viene acentuada en mayor medida en la generación de espacios para la mejora de la democratización de la participación de los ciudadanos en las políticas públicas (la mejor o más democrática definición de las políticas públicas), es decir, en el diseño y la producción.
Sin lugar a duda, ante los profundos y variantes cambios que estamos viviendo en el planeta, es pertinente orientar la conducción de los aparatos institucionales públicos, en cinco (5) palabras sencillas, pero de gran magnitud y empatía de corte humanista, para dar respuesta a la situación particular que vivimos, son ellas: Codiseño, Coproducción, colaboración, compromiso y consciente participación en la implementación de las políticas públicas de cara al momento histórico actual.
Tampoco, se puede dejar a un lado “la no conciencia”, de que en ocasiones la mejora tecnológica y organizativa, acelera de alguna forma la satisfacción de las necesidades de la población.
Ejemplo han sido identificados sobre la importancia de este. Cito el siguiente caso: un laboratorio clínico de propiedad pública, que, por demás, solo cuenta con una infraestructura en la zona metropolitana central de un país unitario en territorio latinoamericano, que sus procesos son convencionales con fuerte carga a lo manual y con una cultura del personal orientada al discurso: “de que siempre se hace así, desde siempre”.
Ante un cambio coyuntural de fuerte escalda, por un acontecimiento que no se controla de momento, recibe una importante demanda del servicio de la población, para realizar pruebas sanitarias que permitan detectar la situación que lo motivo acudir al centro.
¿Contará con una oportuna capacidad para dar respuesta a las demandas de la población? Sumándole algo más a la definición de la cuestión, dicho Centro, cuenta con recursos humanos con poca cultura hacia las nuevas soluciones tecnológicas.
Evidentemente, que dicha institución, que acabamos de describir a corto plazo requiere de una mejora organizativa y tecnológica, que le permita disponer de las bondades de las nuevas tecnologías para la comunicación e información.
De tal forma, que sus procesos puedan ser más fluidos, dado que la demanda de los ciudadanos en el momento histórico que vivimos, así lo requieren. Por otro lado, volvemos al inicio de esta reflexión, “cómo se les explica a los ciudadanos propietarios de los servicios públicos, que el país unitario, solo cuenta con una infraestructura”.
En otras palabras y de forma más sofisticada, no hay cohesión territorial para este servicio que ejemplificamos. De nuevo amig@s lectores de esta reflexión, la mejora democrática en la definición de las políticas públicas, en el marco del co-diseño y co-producción, como la participación de los ciudadanos-clientes (que son los dueños de los servicios, ellos con sus impuestos lo validan).
Hubiera dado paso a que la institución (laboratorio) aumentara su cobertura territorial (creando cohesión” un aparato institucional cercano al pueblo”) para satisfacer las necesidades de los ciudadanos, dando valor público, materializado en parte, a su capacidad de respuesta frente a una crisis sanitaria con impacto en lo económico y social.
[1] Aparatos Institucionales Públicos
El autor es Investigador en temas de la Nueva Gestión Pública (NGP) e Innovación Pública y cuenta con un máster en Alta Dirección Pública Estratégica por la Univ. Rey Juan Carlos-IGLOBAL
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