A rajatabla
Junto a la profunda pena que me causa el deceso del doctor Franklin Almeyda me abruman viejos recuerdos de una relación política y de amistad que, con intermitencia del tiempo, mantuve por casi medio siglo con uno de los últimos robles del profuso bosque de líderes y dirigentes que cultivó el profesor Juan Bosch.
Supe de él cuando era miembro de la Comisión Permanente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), cuando Bosch habló de «degarrapatizar al buey» y cuando en la UASD y en los liceos se discutía la tesis de «Dictadura con Respaldo Popular».
Eran tiempos de mucho fervor político, matizado por el retorno de Bosch desde Benidorm, España, cuando el PRD pudo exhibir herramientas doctrinarias para enfrentar a la izquierda en el terreno teórico, a lo que ayudó también la revista «Teoría y Acción», que difundía artículos relacionados con la liberación nacional.
Rondaba yo los 15 años de edad cuando escuchaba con denodado interés a Peña Gómez, Manny Espinal, Norge Botello, José Joaquín Bidó Medina, Rafael Alburquerque, Antonio Abreu y Franklin Almeyda, Euclides Gutiérrez Félix, entre otros dirigentes, en diversas actividades políticas en la UASD, sindicatos y locales partidarios.
Una confrontación ideológica, que al principio se escenificaba frente a otras formaciones políticas, se trasladó al interior del PRD, entre la Comisión Permanente, liderada por Bosch, que impulsaba la idea de consolidar un partido para la liberación nacional, y el sector, encabezado por Peña Gómez, que abogaba por un acercamiento con los «Liberales de Washington».
Esa contradicción principal, tuvo su desenlace en un artículo de Peña Gómez en la Revista Política y Acción, en el que resaltó el buen trato que le dispensaron legisladores demócratas durante una visita a Estados Unidos, tras lo cual proclamó que «los liberales de Washington son mejores aliados de la revolución dominicana que Fidel Castro o Mao Tse Tung».
Fue en la casa de Franklin Almeida donde la Comisión Permanente conoció y aprobó la renuncia de Bosch del PRD para inmediatamente fundar el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en cuyo primer Comité Político quedó integrado y donde permaneció hasta su dimisión para formar el Partido Fuerza del Pueblo.
Almeyda fue postulado como primera opción a diputado en las elecciones de 1978, cuando el PLD obtuvo solo 18 mil votos, motivado a que el Comité Político condicionó acudir a ese certamen a la consecución de metas específicas, como aumentar la circulación de Vanguardia del Pueblo y del número de Comités Patrióticos y Populares.
Tozudo, obstinado, terco en la defensa de sus ideas, pero siempre asumió la política «con la visión de que tiene sentido si contribuye a producir las transformaciones sociales que requiere la nación y dejar atrás la pobreza y las desigualdades». Que la tierra le sea leve a este dominicano ejemplar.
orion_mejia@hotmail.com
(El autor es abogado y periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).