La reforma urbana y la reforma agraria, han sido totalmente abandonadas y olvidadas por las fuerzas dominantes y por los dueños del sistema político.
Ambas conllevan transformaciones profundas al régimen de propiedad, al usufructo del territorio y de los recursos naturales, a la escandalosa concentración de riquezas e ingresos en pocas manos.
Son dos pilares claves para contrarrestar monopolios, oligopolios, despojos y otras modalidades de acaparamientos de propiedades e ingresos, los cuales niegan justicia y bienestar social a gran parte de la sociedad.
Ambas reformas, contempladas en el programa de los héroes de junio de 1959 y sugeridas por la Constitución de 1963, implican acciones para modificar un régimen de tenencia bárbaro e injusto y superar déficits de viviendas, especulación y altos precios de alquileres; revirtiendo progresivamente las privatizaciones de la era neoliberal y las ejecutadas mediante abusos de poder, contrarrestando a la vez el caos urbanístico y el caos en el transporte.
Gran parte de la gran propiedad privada de las tierras con vocación agropecuaria, proviene de la ominosa apropiación o robo de las tierras comuneras impuesta por el Sistema Torres durante la ocupación militar estadounidense del 1916 al 1924. Esto incluye áreas boscosas y costeras.
Pasa algo parecido con muchos terrenos urbanos y suburbanos usurpados por oligarcas tipo Vicini.
Las sucesivas piñatas de las tierras del CEA han agravado la ilegalidad de ese tipo de propiedad privada, producto de la usurpación de ese bien común.
Pero, además, la elevada inaplicación de las leyes agrarias aprobadas en la década del 1970 del pasado siglo, determina un alto grado de ilegalidad de enormes cantidades de tierras fértiles concentradas en pocas manos privadas. Y, mientras tanto, muchas familias campesinas no tienen tierra o tienen muy poca para producir y vivir dignamente.
El denominado código agrario (leyes de recuperación de tierras del estado, cuota aparte, aparcería, latifundio y ganadera) debe aplicarse, profundizarse y ampliarse.
Procede, además, fortalecer los gravámenes a la plusvalía de terrenos y propiedades urbanas acaparadas por minorías voraces.
Se impone un acto de reparación que elimine el hurto a beneficio de oligarcas y políticos ladrones… de bosques, tierras productivas, zonas turísticas y urbanizables; con consistentes reformas estructurales debe superarse esa injusta realidad, de la que brotan muchas penurias económicas y sociales.
@narcisoisaconde
(El autor es dirigente político residente en Santo Domingo, República Dominicana).