Tengo «un selecto grupito» de amigos, que viven «fajao» con la vida. Se la pasan peleando con los demás o promoviendo «la soledad» como única salida para «vivir mejor»…
No se dan cuenta de que «esas teorías» solo les traen ansiedades a ellos mismos. Vivir en pleito con todos es vivir en pleito consigo mismos. Y procurar la soledad es un vacío inútil ante un mundo compartido.
La vida no es un «buscar» constante encontrarse con «uno mismo», ya que no somos autocreados ni por el hecho de contener una consciencia nos «equipara» a «eso» que nos dio todo…
Somos una creación que adolece de «un protagonista»; sin embargo, eso no interfiere con «creer» que «exista». El que no lo veamos no significa que tenga que estar presente o decir: «¡Hey!». Aquí estoy, ¡fui yo!…
Nuestra condición particular nos hace pensar «que todo» debe ser de acuerdo a como lo concebimos. «Un individuo» que se atribuya el mérito y reconocimiento de decir: «Yo te hice».
Independientemente de «sí, sí o sí no», y apartando «el motivo» de «dicho individuo», nosotros tenemos que continuar ejerciendo el oficio de vivir. Con o sin propósito, absurda o ignota, solo vivir.
Ya estamos aquí, recibiendo «yaguazos» y alegrías. Unos días buenos y otros malos. Vivimos en ambivalencias y certezas inducidas, escogidas o «azaricas».
No tenemos ni puta idea de qué se trata la vida; sin embargo, nos encariñamos con ella y nos vamos involucrando, trayendo hijos, creando amigos o, en el caso de mis amigos, peleando y huyendo con todos y de todo.
Tenemos la virtud de crearnos el paraíso o el infierno, siempre y cuando «reprogramemos» nuestra mente de que «esto», bueno o malo, terminará eventualmente.
Terminarán nuestros cuerpos abandonados en algún cementerio o «encenizados», desparramados al aire y al suelo. ¿Entonces? Conociendo un destino tan «estoico». ¿Tenemos tiempo para «los absurdos»?
¡No! Lo que deberíamos es asumir estas «particularidades insertadas» y fluir con ellas como cómplices para «no tomarnos tan en serio» esta vida que termina en cada segundo que respiramos.
Somos tan fugaces como el día y la noche. Calientes y fríos, gozamos de un montón de características que nos brindan una variedad de elementos únicos y diversos.
Somos «el plan de un loco» o de un ser tan «ocurrente» que no se nos ocurre pensar que la vida es un invento «tan loco y divertido a la vez» que bien vale la pena la experiencia.
Con sus dramas y tragedias y demás calamidades que nos mantienen en una zozobra de luchas, aun así, la vida es divertida y dinámica. Nos interioriza en nostalgias y experiencias que nos van creando, a la vez, sentimientos nuevos que hacemos «nuestros»…
Somos creadores de creaciones. Mundos ficticios y perennes que hacemos «eternos» desde la consciencia que se los llevará en su recorrido infinito.
Vivir es no morir nunca. Pasamos de «refilón» y seguimos. Cosas que mis amigos peliones y solitarios no aceptan, pero no tienen potestad ni poder para librarse de ello.
Andarán de sueño en sueño, de galaxia en galaxia, de universo a universo, peleándose con todos y buscando un rinconcito solitario donde puedan darse cuenta de que vivir, es un asunto más relajado y colectivo. ¡Salud! Mínimo Vivirero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, EEUU).