A Pleno Sol
En un futuro, ¿cercano o lejano?, será necesario establecer una sola ronda electoral para escoger al candidato presidencial. Que sea por simple mayoría. La doble vuelta fue producto de una coyuntura, cuando se buscaba una solución a un pesado tranque en las votaciones de 1994.
Cuando se haga una nueva reforma a la Constitución se debe abolir el sistema de dos rondas electorales, y facilitar que gane en la primera vuelta, el que obtenga mayoría simple. Así se evitaría incurrir en gastos masivos, y en someter a un suplicio a la población.
No se olvide que la obligatoriedad de obtener el 50 más un voto para ganar las elecciones, o en caso contrario ir a una segunda ronda, fue establecida para atajar el paso al docto José Francisco Peña Gómez. En ese momento lucía imposible que un candidato lograra superar la mitad más un voto.
El origen fue con la crisis electoral de 1994, que se inició con una victoria cuestionada y fraudulenta del doctor Joaquín Balaguer. Soluciones coyunturales plantearon dos años para Balaguer y dos para Peña Gómez. Balaguer estaría al mando los dos primeros años, renunciaría y dejaba que el doctor Peña Gómez cumpliera el período. Una encerrona del viejo caudillo.
La contrapropuesta de Peña Gómez fue que Balaguer gobernará dos años, y entonces convocara a elecciones. En los comicios presentes se tendrá una doble vuelta, pero cuando algún día se haga una modificación a la Constitución, se deberá abolir esa medida.
Para demostrar popularidad electoral solo hace falta una vuelta. Es tradición que en la segunda ronda no impere una estricta manifestación de voluntad popular, sino los arreglos que se hacen de aposentos, y mezcolanzas de grupos políticos que buscan meterse en el futuro gobierno.
Lo espinoso es la necesaria reforma constitucional para hacer un movimiento de este tipo. Se podría dar la situación de que un gobernante de turno trate de intercambiar una solo ronda electoral, con eliminar los controles de la reelección. Por ley, un presidente solo se puede reelegir en una ocasión, para completar dos períodos.
A pesar de las reformas que se han hecho en los últimos años a la Ley Electoral, la misma es coja, y tiene profundas contradicciones. Se habla de transfuguismo y se penaliza a determinados candidatos que de una forma u otra han incurrido en esa práctica. La que está coja y confusa es la Ley Electoral. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).