A muy pocos le resultará novedoso si dijera que el sector de los intelectuales anida más excentricidades y capacidad para las diatribas que la gente de la farándula. Para la mayoría de los escritores, no basta con glorificar su propia figura, sino que le es preciso devorar a los otros, con descalificaciones y menosprecio.
Cierto es que cada uno preserva de su “colegofagia” a dos maestros de la palabra de quienes el superdotado de estima personal dirá, por ejemplo: “Aquí solo hay tres poetas que se pueden mencionar, que son Manuel Rueda, Freddy Gatón y yo”. Otro se atreverá a proclamar que después de Pedro Henríquez, es el único ensayista.
Esa voracidad por deglutir colegas hizo sobrepasar el nivel razonable de inconformidad con el otorgamiento del Premio Nacional de Literatura 2023 al escritor Freddy Bretón. Las redes sociales fueron anegadas por una ola de quejas procedente de gente que ha admitido, a la franca, que desconoce la obra de Bretón.
Lo principal de esto es la demostración de que los escritores dominicanos no leen a los escritores dominicanos. Lo declaran en conversaciones privadas y lo demuestran cuando publican artículos o dictan conferencias. El lujo radica en citar autores de nombres difíciles. Comienzan citando y así terminan.
Como cada año, el Día de Duarte, fue declarado el autor escogido. El jurado dijo de Bretón: “Es un meritorio autor de temas históricos, espirituales y sociales, con un singular aporte al arte de la creación verbal en los géneros de la poesía, la novela, la biografía y el ensayo, a la luz de un uso ejemplar de la palabra”,
Y de inmediato, emergió con fuerza el argumento de que los rectores universitarios no saben de literatura, y por tanto no merecen ser quienes evalúen a los candidatos al Premio. Pero los juicios no se han limitado a desmeritar a Freddy Bretón, ya que el Premio mismo ha sufrido los embates de la iracundia.
Ante el desasosiego ocasionado por el enjambre de saetas, una joven escritora -Ingrid Gómez Natera- llegó a escribir: “Con el escándalo que hace la gente que escribe en RD cuando se premia a un autor, a una le da miedo ganar un premio”. Muchos tienen su autor favorito, pero solo uno es galardonado.
Los elogios y las diatribas hacia el Premio Nacional de Literatura son mutantes. El que hoy rechaza, el próximo año apoya. Ese galardón merece preservarse y respetarse. Quizá convenga agregar al jurado una instancia de preselección para que los rectores afinen su acierto al premiar. Hay tiempo para ponderarlo.
rafaelperaltar@gmail.com
(El autor es periodista y escritor residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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