Reflexiones en el cambio #60
En todo el mundo el narcotráfico ha ido creando redes de influencias y protección que abarca a todas las sociedades, en función de dicha narcoactividad se han creado nuevo vocablos (narcoempresarios, narcoeconomía, narcocultura, narcomafias, narcopolítica, entre otros) que tienen por objeto identificar áreas o sectores que son partes del entramado del cada día creciente tráfico de drogas. En el continente americano según un estudio de la OEA, la economía del narcotráfico establecía un monto solo en el mercado minorista de más de 151 mil millones dólares anualmente.
Nuestro país es el principal puente de drogas de todo el Caribe, por lo cual son inmensos los capitales que mueven los representantes dominicanos de los principales cárteles. El narcotráfico ha creado una narcoeconomía que está en toda actividad productiva nacional, pues sus capitales se mezclan también con los recursos bien habidos y las actividades comerciales de la burguesía nacional.
¡¡¡Que el narcotráfico esté también en la política es algo que no debe sorprendernos a ninguno!!! pues las narcomafias han creado una narcocultura que permea toda nuestra sociedad, a toda sin excepción, de manera tan natural y pasmosa que pudiésemos decir que ya es parte de la cotidianidad y del diario vivir de la República, desconocer esa realidad es engañarnos nosotros mismos porque todos los que tienen algún capital relacional conocen personas vinculadas directamente o indirectamente a esa perniciosa actividad.
El narcotráfico y el lavado tienen tentáculos que están presentes en todo el Estado dominicano, ¡¡¡que hoy se siente también en el Congreso Nacional no debe de asombrarnos!!! porque con la gran inversión económica que hay que hacer para ganar una curul por el sistema de elección establecido en República Dominicana, el llamado voto preferencial, pocos legisladores hay todavía vinculados, porque solo el que tiene recursos a borbotones puede financiar lo que cuesta llegar ahí, claro está existen muchas honrosas excepciones.
La narcopolítica está en todos los partidos políticos, sobre todo en los mayoritarios porque no les interesan los minoritarios ya que no les garantizan espacios de poder ni redes de protección e inmunidad, participan más en aquellas organizaciones que están en oposición en su momento que la que están en el gobierno, porque son los que más los necesitan para obtener mayores recursos para enfrentarse a los partidos que están en el poder. Desde hace más 40 años hay una incidencia altísima en el financiamiento de las campañas de los partidos, ligados de una manera u otra a esa delictiva actividad, tenemos que reconocer que eso está en toda América Latina con mayor fuerza en países como el nuestro, que por nuestra estratégica localización se convirtió en puente del tráfico internacional de estupefacientes, como también por vinculados de la diáspora en el exterior a dicha actividad pero que una parte importante de sus recursos obtenidos en tal ilegal actividad son invertidos en su país de origen.
Estos inmensos recursos sumado a la ya creada narcocultura, que se refiere a la influencia cultural que tiene el narcotráfico sobre nuestra sociedad que tiene que ver con los popularizados gustos de los narcotraficantes, el culto al dinero y sobre todo a la violencia es parte del diarismo nacional.
Veamos pues en este decálogo que llamo «Quitémonos la careta» los puntos neurálgicos en que se desenvuelve tan natural actividad en nuestro país:
Todos sabemos que existen…todos sabemos quiénes son…pero nadie le interesa vincularse a ese mundo y es más fácil no averiguar más de lo que nos toque, es una especie de búsqueda de una absolución previa, ¿cómo no sé? no soy aliado, ni consciente beneficiario, ni colaboracionista alguno de dicha actividad; por lo cual los vinculados no son rechazados por los capitales que manejan solo hasta qué tienen un problema…y nadie supuestamente sabía nada.
Las redes de protección de los mismos están en todas las esferas porque con sus recursos compran la misma, por lo cual la mayoría son ciudadanos que no tienen impedimentos legales y mantienen sus derechos incólumes, por ende no se le pueden negar su facultad legal a participar en política y mucho menos a presentar sus precandidaturas que casi siempre son avaladas por las dirigencias locales de los partidos que beneficiados por las acciones sociales que despliegan, logran su apoyo hasta que las autoridades nacionales de los mismos se ven en la obligación a dejarlos inscribir y participar de los procesos electorales internos.
Cuando se sabe que tal «Empresario o Comerciante» está dispuesto a financiar las actividades de una campaña ¡¡¡bienvenido sea!!! y nadie pregunta el origen de los fondos, a lo sumo se pregunta si tiene algún expediente judicial abierto, que casi siempre no lo tienen y el financiador pasa a ser una figura clave para el partido en la zona y como hay que atencionar en las giras a la dirigencia nacional y a los candidatos presidenciales son introducidos por la dirigencia local siempre muy bien recomendados para que se le reconozca por su importancia y aporte económico.
Casi siempre los vinculados a esa actividad inician apoyando a un candidato local, cuando estos ven que con sus recursos y relaciones su apadrinado llegó, terminan también ellos aspirando a posiciones electivas o designadas alentados las más de las veces por los mismos dirigentes locales que ven en ese compromiso un modo de vida, porque se convierten en asalariados de estos lo que los convierte en defensores acérrimos de su proveedor económico.
Pero así como se hacen populares entre los dirigentes locales dependiendo de su capacidad económica para invertir pasan a ser necesarios para la dirigencia nacional, por los aportes que se hacen para financiar los trabajos nacionales de las campañas y ni hablar lo que se le aporta en metálico y en naturaleza a los candidatos nacionales y su entorno que casi siempre son los que crean a su personal beneficio los vínculos con los aspirantes presidenciales.
Hasta los años 90 la influencia del narcotráfico y el lavado eran más en el área financiera y sus vínculos eran principalmente económicos, pero su influencia directa en los cargos internos de los partidos y en las candidaturas eran mínimas, a partir del 2002 que se establece el voto preferencial para la elección de los diputados se inicia verdaderamente el interés de ellos en participar porque está ventana le permitía participar en las convenciones partidarias y en las elecciones…y ganarlas, con las grandes inversiones realizadas para lograr ser electos, según han ido pasando los años más se ha fortalecido la posibilidad de adquirir espacios de influencia política sobre todo ahora que el voto preferencial se llevó al ámbito municipal (Regidores y Vocales).
El sistema especial y único del voto preferencial dominicano (que no es preferencial nada, porque se basa en el criterio del candidato más votado del partido más votado) a abierto a partir de la aprobación de las nuevas leyes electorales y de partidos un abanico amplísimo de oportunidades al narcotráfico, lavado y sus conexidades, porque si bien eran los que tenían mayor nivel en el negocio o en el lavado los que participaban, la aberración del sistema de puja del voto preferencial en las municipalidades hará que los jefecitos barriales del microtráfico aspiren a ser regidores y vocales, porque solos ellos pueden invertir los recursos para ganar esos cargos ante los sueldos de hambre que en muchos casos le pagan a estos servidores públicos, como el caso de algunos vocales de Distritos Municipales que ganan 20 mil pesos de sueldo, y que invierten 3 y 4 millones para obtener la posición, ¡¡¡quién puede así!!!
La narcocultura está en todas las manifestaciones sociales de nuestros barrios, en el tipo de música, en el vestir, en los vehículos, en los bailes, en la jerga para comunicarse, en el comportamiento social, en la forma de pensar de la juventud y sobre todo en las mujeres, que los prefieren (a los hombres vinculados a la actividad) porque les garantizan cosas materiales inmediatas, pero está también en las redes comunitarias de protección por los acciones sociales que realizan en las comunidades convirtiéndose en una especie de «ROBIN HOOD» estimados o queridos por los desprotegidos o vulnerables económicos de nuestra sociedad que los ven como salvadores porque les dan solución a sus pequeños problemas.
Mientras sea tan costosas las campañas y exista el voto preferencial se hará más fuerte el vínculo del narcotráfico y el lavado con la política y eso no lo pueden impedir las autoridades nacionales de los partidos porque nadie que no sean ellos podrá pagar los costos altísimos de las campañas electorales y de las candidaturas electivas para ganarlas porque cada día están más claros los cuadros políticos que no tiene posibilidad alguna de lograr dichas posiciones; ¡¡¡simple porque no cuentan con esos abultados recursos!!! y dudo tampoco que lo inviertan porque el dirigente político que se topa con 20 millones prefiere comprar una casa, una finca o un negocio para vivir de él, que invertirlo con el riesgo de perderlo todo en una candidatura que de ganarla tampoco le permitiría recompensar lo invertido con salarios u otros beneficios a recibir en el cuatrienio.
Los partidos y candidatos interesados en que alguien les pague las costosas campañas se hacen los «Chivolocos» porque saben que sin esos recursos no compiten, y hoy se buscan los candidatos locales por el tamaño de su cartera, no por su honra ni prestigio o capacidad, el que no tiene recursos económicos o apoyo para conseguirlos son descartados de plano por los partidos con posibilidades electorales de competir; porque para ganar las elecciones en cualquiera de los niveles de elección, de no tener recursos económicos, ese candidato tiene que ser demasiado popular pero en extremo popular para que un partido lo lleve de candidato a un desprovisto de recursos materiales, y en esos casos el partido o el candidato presidencial de esa organización asume el costo de la campaña del mismo por conveniencia estratégica pero tenemos que reconocer que esos casos son muy escasos.
La narcopolítica dominicana es una realidad inminente que a fuerza de lo inevitable todos aceptamos, acostumbrados a verlo ya como algo muy normal en nuestras lides políticas cotidianas, aunque los partidos minoritarios lo vemos desde las gradas los mayoritarios los tienen adentro y con reales espacios de poder, porque el lavado se oculta de manera sinuosa entre las dirigencias y candidaturas de los mismos, no lo duden lectores mientras más caras sean las campañas más influencias tendrán, porque mientras el voto y la popularidad sean una mercancía como cualquier otra que se vende y se compra, la narcopolítica seguirá «in crescendo» siendo está una penosa realidad en nuestra nación.
(El autor es dirigente político residente en Santo Domingo, República Dominicana)
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