A Pleno Sol
La crisis interna que sufren los haitianos, no es una competencia de los dominicanos. Los esfuerzos nacionales tienen que estar centrados en evitar la migración ilegal, la frontera tiene que estar totalmente cerrada, y no hay razón para que se dé un trasiego de indocumentados.
Haití carece de instituciones y de un gobierno que sea reconocido en forma universal. En medio de ese desorden surge la ley de las pandillas. No hay una fuerza policial o militar que pueda imponer el orden, por el contrario los grupos callejeros armados son los que deciden.
La República Dominicana no puede meterse a buscar soluciones a los problemas internos de Haití. No es la competencia nuestra. La crisis haitiana tiene que ser abordada primero por sus ciudadanos, y luego por los organismos internacionales y las grandes potencias.
La mayor parte de las dictaduras haitianas fueron impuestas o contaron con el beneplácito del gobierno norteamericano. Allí no floreció la democracia porque cualquier atisbo de asomo institucional fue ahogado por golpes de Estado patrocinado por Estados Unidos.
La Organización de las Naciones Unidas patrocinó una fuerza expedicionaria en Haití, que a pesar de estar allí por cerca de 20 años, no pudo fortalecer las instituciones, y por el contrario desmanteló a las fuerzas armadas y a la policía.
Si las Naciones Unidas no pudieron establecer el orden en Haití y dejar un gobierno representativo, poco pueden hacer los dominicanos en el frente interno de ese país. Lo que se impone es que sea ese pueblo que determine su forma de gobierno o desgobierno.
Haití y su ausencia de institucionalidad, es producto de las acciones de las grandes potencias, desde la colonia hasta hoy. Se cercenó el espíritu democrático y de libertades, y se dio paso a dictaduras sangrientas que todo lo destruyeron.
Sería una torpeza que la República Dominicana se inmiscuya en buscar soluciones a la crisis interna haitiana. No es la responsabilidad de los dominicanos. Lo único que se puede hacer es mantener férrea la posición de deportación de indocumentados.
Los haitianos llegan masivamente a la República Dominicana por la facilidad que ofrecen muchos empresarios dominicanos al contratar mano de obra a bajo costo. El haitiano desplaza a los dominicanos en los medios de producción, al ofrecer su fuerza laboral en condiciones de semi-esclavitud, viviendo en barracones, sin seguro médico y sin derecho a cesantía.
Para controlar la migración, hay que establecer reglas de juego con los empresarios de las agro-industrias y la construcción. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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