La rapidez conque avanza la Era de la Conectividad, sus herramientas tecnológicas, innovación, así como, la parte nociva: los riesgos y amenazas emergentes a la seguridad global, como terrorismo, ciberataques, pandemias y cambio climático …, que obligan a los Estados a adaptar estrategias de planificación cónsonas, para poder gestionarlos de manera efectiva, presenta también entre sus desafíos la necesidad de capacitación profesional continua, como forma de reforzar el compromiso de seguridad compartida.
Máxime para el profesional periodista, de investigación; comprometido con la ética, con una narrativa que respeta y produce garantía de derechos humanos, fundamentales y seguridad, porque, esta se relaciona con la sobrevivencia, preservación de la vida, espacios, territorios, intereses y patrimonio de los Estados.
En ese sentido es loable, ver cómo las y los periodistas en este caso, de la República Dominicana, que laboran arduas y estresantes jornadas, ocupan además su tiempo, para continuar capacitándose como forma de cumplir el sagrado compromiso asumido al aceptar ejercer el Periodismo: un servicio de interés social, que mediante la información acciona el bien común. Produce bienestar colectivo.
Actualizan conocimientos, adquiere nuevas habilidades, técnicas…, para robustecer el análisis, creación de contenido oportuno y eficaz, entender la información que recibe…, además aprovechar las ventajas que ofrece la tecnología avanza, la inteligencia artificial, y otras invenciones, con las que, desde las redacciones se fortalece el respeto, dignidad y buen nombre de las personas.
Asimismo, para presentar con enfoque cada vez más humano, la realidad que vive el mundo, y contribuir desde la narrativa a solucionar problemáticas. Porque, como he reiterado en artículos anteriores, la libertad de expresión, está subordinada a la verdad.
En esta ocasión la alfabetización mediática e informativa, tuvo como tema Fortaleciendo la resiliencia de los Medios de comunicación en República Dominicana para la cobertura de emergencias y desastres. Auspiciada por Naciones Unidas, el gobierno del Estado mediante el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Programa Mundial de Alimentos; la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, y el Centro de Operaciones de Emergencias de la nación…
No es casual la escogencia de nuestro país, la República Dominicana, es una nación resiliente, que operativiza múltiples acciones; alianzas nacionales e internacionales, con actores de igual índole, para mitigar amenazas como el cambio climático, los riesgos de huracanes, sequía, plagas, a la seguridad alimentaria, y sus daños. También, para fortalecer la bioseguridad, vigorizar las redes de protección social y combatir la desinformación…, aspecto en el que, las y los periodistas «son puente entre la crisis y la solución».
En el aprendizaje las y los participantes al igual, identificaron valores que salvaguardan la democracia, y principios que sitúan a la persona humana como el fin principal de la respuesta en caso de desastres. ¿Cómo comunicar los distintos peligros y riesgos, para que la población sepa qué hacer y en qué momento?. En este sentido, la desinformación nunca será parte del correcto ejercicio periodístico.
Como es bien sabido, todos somos productores de contenido, la comunicación salva vida, pero, la desinformación hace asimismo, que se pierdan. Por eso, el compromiso es promover narrativas apegadas a la verdad, como garantía de derechos humanos y fundamentales.
Lo contrario, la citada y molesta desinformación, con su discurso de odio, siempre aporta discriminación, teniendo como plataforma elementos no veraces, de espalda a las personas y sus necesidades. Por ende, las estigmatiza, y refuerza condiciones de vulnerabilidad. Esta siempre será frenada mediante un periodismo ético, profesional, que siga protocolos y contribuya a crear alianzas.
Al respecto, el artículo 19, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Político, de 1966, expresa con claridad meridiana, qué puede el profesional del periodismo decir a una sociedad, y qué no. Perpetuamente en pro de la protección de la seguridad nacional, el orden público, salud o moral pública de los Estados o sociedades.
Por lo que, como aprendimos en la academia, el mundo acciona seguridad global integrada e integral, para proteger a las personas, bienes, intereses y objetivos estratégicos de las naciones. Hoy el reto o desafío es colectivo, ante un futuro incierto, con nuevas dinámicas políticas, económicas, sociales…, en el que, es clave, identificar riesgos, amenazas, prevenir crisis o anteponerse a su impacto, gestionar desastres o ataques que puedan desestabilizar a los Estado.
Por ende, los Estados se han abocado igualmente, a fortalecer normas, optimizar capacidades de seguridad y defensa, con acciones como obligaciones y lucha conjunta hacia las amenazas comunes a nivel nacional, regional e internacional. Capacitaciones y operaciones para fortalecer la respuesta, garantizar seguridad humana y estabilidad económica, al tiempo de promover la paz.
Es un acierto, que la gestión de riesgos y de amenazas emergentes, requiere estrategias y acciones multidimensionales; colaborativas, por eso, es tan importante que todos los sectores, Estados, instituciones, y sociedad civil, tengan interconexión para hacer frente a los diferentes riesgos y amenazas, incluyendo las naturales, híbridas y asimétricas, así como su impacto.
Aprovecho estas líneas, para saludar la iniciativa de apoyo psicológico a periodistas, que realiza la Cruz Roja Dominicana ante casos de traumas post desastres. ¡Enhorabuena!.
Hasta pronto.
santosemili@gmail.com
(La autora es educadora, periodista, abogada y locutora residente en Santo Domingo, República Dominicana).