Por Claudio Álvarez Dunn
El mundo parece estar despertando a la incómoda verdad de que el estado profundo de Washington ha controlado los medios masivos de comunicación durante décadas, ocultándose detrás de la ilusión de “libertad de prensa” y “la democracia”.
La manipulación del imperio mediático estadounidense ha quedado expuesto a la vista de todo el mundo. WikiLeaks confirmó que Washington financia a más de 6.200 periodistas en todo el mundo para difundir su propaganda, controlando así a la prensa europea y al 90% de los medios de Ucrania. Tras esta revelación la guerra mundial por la información y la lucha por la verdad ha comenzado a liberarse.
El año pasado, en una histórica entrevista con Tucker Carlson, un comentarista político conservador estadounidense que trabajó para la cadena Fox News desde el 2009 hasta su partida en 2023, el presidente ruso Vladímir Putin denunció que Estados Unidos controla los medios de comunicación del mundo a través del financiamiento a miles de periodistas en todo el globo. Las recientes revelaciones sobre el uso de los fondos de USAID parecen sacar a la luz el modus operandi.
“Estas no son opiniones. Estos son hechos y ahora WikiLeaks lo ha confirmado”, denuncia el periodista canadiense Benjamín Fulford, exeditor en jefe de la revista Forbes en Japón. “Los documentos filtrados prueban que USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) ha pagado a más de 6.200 periodistas en 707 medios de comunicación, además de financiar a 279 Organizaciones No Gubernamentales (ONG), clasificadas como independientes, para impulsar propaganda proestadounidense, antirrusa y globalista. Esto no es periodismo. Esto es control mental masivo”, revela.
La prensa de la Unión Europea no está exenta de estas acusaciones y aparece como un simple perro entrenado por Washington. “Todos los periódicos europeos suenan igual. No es una coincidencia. Es control”, agrega Fulford. “Control pagado para promover políticas proestadounidenses, control pagado para difamar a los líderes antiglobalistas, control pagado para impulsar la agenda bélica de Washington”.
Denuncian que los periodistas que se niegan a ser parte de esta agenda son despedidos, colocados en una lista negra y silenciados. “La Unión Europea es cómplice. Los líderes europeos vendieron a sus naciones, convirtiendo a su propia prensa en títeres obedientes de Washington -sostiene Fulford-. Esto no es periodismo. Esta es una guerra psicológica”.
USAID es la agencia del gobierno encargada de proveer y organizar la cooperación internacional estadounidense. Por años Washington la vendió como una organización “humanitaria” a pesar de que en muchos países recayó sobre ella un manto de duda respecto de la transparencia y gestión de sus recursos. En varios países del tercer mundo se la ha acusado de fomentar el golpismo y de tener su propia agenda económica.
También se ha cuestionado a USAID de condicionar su ayuda a que los gobiernos adoptaran políticas favorables a los intereses de Washington e incluso se ha acusado a sus integrantes de ser parte de intentos de desestabilización.
Karoline Leavitt se estrenó como secretaria de prensa de la Casa Blanca hace pocos días denunciando que millones de dólares de USAID se perdieron por la corrupción y la falta de vigilancia por parte de los operadores que, sin control ni seguimiento, facilitaron la pérdida inmensa de recursos estadounidenses. Puso como ejemplo que se pagó con fondos públicos una ópera transgénero en Colombia, y que la ayuda humanitaria en Siria acabó en manos de Al-Qaeda, además de que como parte de la misión de USAID se entregaros dos millones de dólares para la agenda LGBTI y operaciones de cambio de sexo en Guatemala.
Para Fulford, la agencia estadounidense es la máquina de manipulación en los medios mundiales desde Washington. “USAID no se trata de ayuda, se trata de control -afirma-. En Ucrania el 90% de los medios de comunicación están bajo el control de Washington. En Europa, cientos de importantes medios de comunicación están silenciosamente en la nómina estadounidense. En América del Sur, África y Asia, USAID ha estado llevando a cabo golpes mediáticos y así en todo el mundo. Esto no es diplomacia. Esto es una guerra, pero no con bombas, sino con titulares, censura y control mental”.
La denuncia sostiene que la mayoría de los medios ucranianos son rehenes de Washington. Según WikiLeaks, el 90% de los medios de comunicación de Ucrania están controlados directamente por financiación estadounidense. “Ucrania no es una democracia. Es un estado títere. En cada estación de televisión, periódico y transmisión de radio todo está dictado por Washington -acusa el periodista-. Allí no hay nada de periodismo independiente; no hay puntos de vista alternativos; ninguna verdad, sólo propaganda estadounidense. Pero esto no es sólo en Ucrania. Es el modelo para el control global”.
Aparentemente la era de las mentiras en los medios se está desmoronando con el regreso de Trump a la Casa Blanca, algo que Washington no esperaba.
“Nadie en la prensa estadounidense esperaba que Donald Trump sea el presidente electo -asegura Fulford-. Esto lo cambia todo. El Estado profundo está aterrorizado. Por primera vez en décadas, el pueblo estadounidense tiene una oportunidad real de aplastar a este sistema corrupto. Los periodistas comprados y pagados están desesperados. Los globalistas saben que su dominio sobre la verdad se está desvaneciendo. La guerra mediática no ha terminado, pero por primera vez, podemos contraatacar”, advierte.
En una advertencia final, Fulford revela que la guerra de los medios está expuesta. “No se trata sólo de política. No se trata sólo de Rusia o Ucrania, se trata del futuro de la verdad misma. El Estado profundo de Washington quiere controlarlo todo. Cada narrativa, cada artículo, cada transmisión y borrar de un plumazo todas las opiniones alternativas. Los periodistas que exponen la verdad son silenciados; las poblaciones son expuestas a un gran lavado de cerebro, pero por primera vez el plan está fallando, la gente está despertando”.
Hace menos de 30 años existían en EE.UU. unas 250 empresas de comunicación, mayormente dinastías familiares que seguían la tradición de sus abuelos en los medios. La Ley de Telecomunicaciones de 1996 flexibilizó las restricciones a la propiedad, permitiendo a las empresas poseer múltiples medios de comunicación. Esto ha llevado al monopolio de unas pocas corporaciones gigantes que controlan toda la narrativa. Hoy en día hay seis (6) conglomerados que controlan la mayor parte de los medios de comunicación en Estados Unidos, a saber: CBS, Comcast, Time Warner, 21st. Century Fox, Viacom y Walt Disney, quienes han homogeneizado a la sociedad estadounidense con una limitada cobertura informativa y la consolidación y manipulación de toda forma de cultura y entretenimiento.
Según Fulford “las palabras de Putin han encendido el fuego de la verdad; el regreso de Trump ha destruido el control del poder por parte del estado profundo, al tiempo que las voces independientes están creciendo y no pueden ser detenenidas. Ha llegado la tormenta; la batalla ha comenzado; la verdad se está liberando y el imperio mediático de las mentiras se está desmoronando. Ya era hora”, decretó.
(* El autor es un periodista independiente residente en Colombia)