Anthony Blinker, Secretario de Estado de EE.UU, declaró necesario el envío de una “fuerza multinacional” a Haití, precisamente un día antes de la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU y paralelamente a la cumbre del CARICOM, en la que Antonio Guterrez llamó a acelerar la nueva agresión Haití; justo cuando Abinader recriminó la pasividad la “Comunidad Internacional”, exhortándoles a intervenir cuanto antes. Todo muy bien orquestado.
Rusia y China se oponen. ¡Requeté bien por rechazarla!
Ahora bien, eso de hablar de fuerza multinacional es un ropaje, porque se sabe que en esos casos EE. UU pone el grueso de tropas y armas, a la vez que asume el mando real de la invasión. Los demás países integran el coro y aportan unidades más pequeñas y con menos poder. También lo de “Comunidad Internacional” es un disfraz para hacer creer que EE. UU y aliados son el mundo que va en “ayuda” de Haití.
Las bandas asesinas, que ellos mismos crearon y armaron, son el pretexto. El propósito real es reprimir la rebeldía de un pueblo movilizado que demanda la destitución de Ariel Henry, un tránsito soberano a la democracia, justicia social, y proceso constituyente.
Estamos ante un viraje de EE. UU en favor del envío de tropas, decisión contenida mientras el caos no se salía de su control y mientras el CARICOM estaba opuesto a la invasión.
Esa situación ha variado: el pueblo haitiano decidió organizarse y armarse con machetes, palos, piedras y candela, para hacer justicia por su cuenta y ha logrado vencer algunas bandas, reduciendo progresivamente su implantación territorial.
Esto ha provocado que una parte de la policía se una a la resistencia popular. A eso EEUU le tiene terror y parece haber valorado que la situación está saliéndose de su control. Por eso decide no dilatar más su intervención militar. De paso el imperio logró doblegar la resistencia del CARICOM, lo que le facilita invadir.
Abinader -en competencia con otras facciones racistas anti haitianas- aplaude con manos y pies a Biden; sin reparar en lo que podría pasarle a interventores y asociados a lo largo de esa ominosa aventura, con pinta de masacre e impactos terribles en toda la isla. ¡Mientras tanto, la Casa Blanca –rociada con polvo de cocaína- financia y organiza marchas como la obstaculizada aquí, en el marco de una cruzada mundial pro-invasión Haití, de apoyo al intervencionismo de Biden y por la paz de los cementerios! (El Nacional, domingo 9/07-23)
narsoisa@gmail.com
(El autor es dirigente político residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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