Roberto Valenzuela
La historia del santiaguero Juan Rafael Estrella Ureña (1889-1945) es seductora. El presidente Joaquín Balaguer lo alababa y señalaba que era un deleite escucharlo discurseando en los actos políticos o en los tribunales, haciendo valer sus ingenios de abogado.
Cuando a Balaguer sus amigos y seguidores lo alababan como buen orador, solía decir: «ustedes porque no escucharon a Rafael Estrella Ureña, él era un verdadero tribuno, sin nada que envidiar a Meriño u otros grandes oradores».
Monseñor Fernando Arturo de Meriño tenía el apodo de «El Pico de Oro» por ser, sino el mejor, uno de los mejores oradores dominicanos de todos los tiempos. Esto significa que, si Balaguer compara a Estrella Ureña con Meriño, es porque éste (Ureña) era un verdadero maestro de la oratoria.
En su obra Memoria de un cortesano en la era de Trujillo, Balaguer narra que su desgracia como abogado fue que en el primer caso en los tribunales de Santiago de los Caballeros le tocó enfrentar a Estrella y éste, con su oratoria, lo humilló. Balaguer afirma que a partir de ahí no quedó con gusto de seguir ejerciendo el derecho.
Una serie de documentos y crónicas de los diarios que reposan en el Archivo General de la Nación (AGN), sostienen que, como orador, era impresionante, la gente solía hacer largas filas para abarrotar los tribunales para oír las intervenciones de Ureña.
Su biógrafo
El biógrafo de Ureña, el historiador Rafael Darío Herrera, afirma que cuando en Santiago de los Caballeros era visitado por figuras importantes o había algún evento, el principal atractivo era decir a los ciudadanos que ahí iba a hablar él, para que apoyaran las actividades. Herrera escribió la obra «La Agitada vida de Estrella Ureña».
Ureña usó la brillantez de su discurso para encabezar el movimiento nacionalista, que entre 1916 y 1924, repudió la ocupación militar norteamericana. Bajo la consigna de la «desocupación pura y simple», compartió tribuna con personajes de la talla de Américo Lugo, Rafael César Tolentino, Emiliano Tejera, Ercilia Pepín, etc.
Caballo de Troya
El fenecido historiador y vicepresidente de la Academia de la Historia, Adriano Miguel Tejada, lamentaba que Ureña sea un desconocido, a pesar de ser un conspicuo orador y su protagonismo en la salida de las tropas norteamericanas del país.
Don Adriano sostiene que es extraño que Ureña esté en el ostracismo, luego estar al lado de los presidentes Horacio Vásquez y Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Precisamente, la historiadora Quisqueya Lora explica que Estrella Ureña se dejó robar su papel histórico porque figura al lado de un personaje avasallador, como Trujillo, el dictador que gobernó el país por 31 años.
Lora entiende que el político santiaguero es un derrotado histórico y que su apuesta por el poder quedó destrozada entre las patas de un caballo de Troya como Trujillo.
En 1930, Estrella pactó con Trujillo para dar un golpe de Estado al que había sido protector de ellos dos, el presidente Vásquez. Después Trujillo lo destruyó a él (a Ureña).
Con Mussolini
Con la desocupación militar norteamericana y a la llegada al poder de Horacio Vásquez, Estrella Ureña sufre una metamorfosis: se muestra inconsistente a lo que había sido su discurso y se preocupa más por ocupar cargos en el Gobierno que por el bienestar del país.
Al ser designado como embajador en Italia entre 1926-1928, estableció amistad con el dictador fascista el «Duce», Benito Mussolini, al que le profesaba admiración. Al punto que, para el golpe de Estado contra Vásquez, Estrella trataba de imitar los métodos de Mussolini para destronar del poder al rey Víctor Manuel III, en la «Marcha sobre Roma».
En la marcha desde Santiago a la capital para derrotar a Horacio, Estrella se quiso parecer o usar la teatralidad de Mussolini y sus intimidantes milicias «Los Camisas Negras», marchando hacia Roma.
Cuando Ureña cayó en desgracia con Trujillo, según explica su biógrafo, Darío Herrera, una de las amenazas de los trujillistas era que iban a mostrar en la prensa las fotos suyas con Mussolini, aliado de Adolfo Hitler en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
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