Las actitudes de algunos miembros del Gobierno y del Partido de la Liberación Dominicana ante los deplorables azotes de la covid-19 conducen a la reflexión de que nunca tuvo mayor justificación y sentido el refrán que dice: “A río revuelto, ganancia de pescadores”. Se aplica para quienes buscan beneficios en la desgracia colectiva.
El dicho, de origen español, según lo explica una página web, hace referencia a una situación real: “cuando las aguas de un río se encuentran revueltas es cuando más pesca se puede sacar. Así, traza un paralelismo con los momentos de confusión, cambios o desavenencias, de los cuales hay personas que tienden a aprovecharse”.
Es una clara advertencia sobre los oportunistas que se emplean en conseguir provecho de las desventuras que afectan a otros. Es decir, si el Estado dominicano carece de mascarillas para uso hospitalario, nosotros se la suministramos: las compramos a 5 y se las vendemos a 100. Los escándalos de las sobrevaluaciones abundan.
En la crisis provocada por el coronavirus, que genera la enfermedad covid-19, buscan ganancia económica para un grupo y ventaja política para su candidato presidencial, quien padece limitaciones que le impiden lograr la empatía con el electorado. El Gobierno hace poco contra la pandemia a fin de que su candidato logre un poco de brillo.
El apego patológico al poder del presidente Danilo Medina alimenta la ilusión de que el señor Gonzalo Castillo gane las elecciones y así podría usar a este pobre hombre como un monigote. Es una razón por la que Medina y su Gobierno aprovechan la covid-19, también llamada “la peste china”, para promover su candidato.
El resultado de las elecciones municipales, celebradas el 15 de marzo, en las que el PRM (Partido Revolucionario Moderno) obtuvo una espléndida victoria, ha originado alguna dolencia íntima al PLD y sus líderes. De ahí que en una reunión de estrategia se proclamara como divisa: “Hay que ganar como quiera”. Y apareció el coronavirus.
Los pescadores en río revuelto suelen coincidir con los cazadores de oportunidades. Aprovechan desastres naturales, desabastecimientos, guardan mercancía esperando la escasez y luego triplican los precios. Si el comprador es el Estado dominicano y el suplidor es del PLD, el factor de multiplicación del precio es entonces cien.
El aprovechamiento de la tragedia humana hará, sin dudas, más ricos a algunos miembros del PLD y del Gobierno, pero será imposible que la peste contribuya a suturar la baldadura espiritual de su candidato. Pescar en el río revuelto por el coronavirus deberá pesarles en la conciencia por el resto de sus días. De pescadores pasan a ser pecadores.
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