Aspiré el humo que prometía transportarme hacia otras dimensiones con cierta cautela. El dimetiltriptamina también llamada DMT o 5-metoxi-N (5-MeO-DMT) es una sustancia Psicodélica natural, usada desde tiempos ancestrales. Se extrae de diversas plantas y del “Bufo Alvaris” o sapo de sonora. Algunos la llaman “La Molécula De Dios”…
Había leído sobre los efectos que el DMT producía una vez lo fumáramos. El chaman o guardián, me extendió la pipa de cristal y me invitó a absorber el vapor como si fuese el humo de un cigarrillo.
Lo hice con tanta precaución que no llegué a “traspasar” la línea de esta dimensión terrena a esa otra que logre ligeramente visualizar con los ojos cerrados.
Percibí una luz intensa que se alzaba en la parte superior izquierda y que se destacaba dentro de toda aquella oscuridad. Un faro, que sin distraerte, te “sugería” hacia donde podías dirigirte. No fue tan alta la dosis para navegar sin voluntad en aquella marea negra que se mostraba en vaivenes contrarios que, aunque iban en direcciones distintas se movían en un perfecto baile de extrañas figuras geométricas.
Nunca perdí la conciencia de donde estaba y a qué me estaba sometiendo, incluso abría los ojos y hasta me paraba de vez en cuando para, a voluntad, volverme a recostar buscando no desperdiciar la experiencia una vez ya estaba en ella.
Por un momento mi cuerpo se aligeró y sentí que, este, hacía el intento de desintegrarse. Como si quisiera flotar. Este es el punto al que los entendidos le llaman, la sensación de morir. Y en verdad, así es!. Nuestro cerebro de forma natural contiene DMT el cual es activado en los momentos de; nacer, morir o de experimentar una fuerte tensión.
El chaman, al verme que no acababa de “conectarme” me pidió que inhalara más, más no estaba dispuesto a seguir indagando en esta mi primera experiencia.
Cuando definitivamente me levanté, tuve una última sensación. Agradecí el estar en esta experiencia terrenal. A pesar de todos los matices y de todas las angustias y quebrantos. No sé si habrá un responsable y si esté pendiente de cada uno de nosotros, solo entendí que somos parte de un engranaje que aun empujando en diferentes direcciones todas se mueven con un mismo propósito.
Muchas veces necesitamos pasar una terrible experiencia para apreciar las infinitas y constantes bondades que recibimos en cada segundo de vida.
Este mundo es maravilloso, como lo son los diversos e incontables mundos que nos rodean y que nos acogerán en el momento y lugar destinado para continuar en el entramado perfecto del universo.
Nuestro propio cuerpo y sus extensas y complicadas funciones. Todo en su conjunto forma un universo maravilloso que se extiende al mundo que nos circunda. La tierra, el árbol, las nubes, las estrellas.
Todo este regalo que nos habita forma esta dimensión terrena. Para disfrutarla llorando, riendo, corriendo, oliendo, sintiendo, observando.
Yo no podría más que especular sobre lo que parece no tener ni pies ni manos, ni sentido lógico en el propósito del y porqué de las cosas. El DMT parecería querer arrojarnos “una luz” pero es menester hacer conciencia que todo tiene su momento y sus reglas.
Las virtudes terrenales no serán las más claras, ni tendrán la lógica que aspiramos. No están exentas del dolor, ni de una conciencia permanente o afectiva hacia las cosas que poseemos. Son temporales y fugaces. Quizás no estemos de acuerdo en el calor o el frio que emana. Pero aun así, quisiéramos vivir para siempre.
Y es que a pesar del constante drama, este maravilloso mundo no se cansa de sorprendernos. Todo pasará, absolutamente todo, lo bueno y lo malo. Qué esperas para entender esto y abrir de una vez, la maldita botella de champan!. Salud!. Patt Francess.
Nota: escrito días antes de que se desatara el momento que vivimos.
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