Está bueno de aceptar simulaciones de las élites capitalistas, de sus medios de dominación mental y sus vasallos, civiles y militares. Está bueno de tolerar hipocresías. Los valores difieren diametralmente cuando se trata de quienes explotan, excluyen, discriminan, saquean, depredan y oprimen; o cuando se trata de quienes sufren cualquiera esas modalidades de dominación.
Felicidad, bienestar, justicia, prosperidad, libertad, democracia y paz tienen significados diferentes para unos y otros de estas clases y sectores sociales. Por eso hay que atreverse a afirmar que lo de “feliz navidad y próspero año nuevo” -además de demasiado «cursi»- es sumamente irreal cuando de humanidad y pueblos explotados y oprimidos se trata. Y ese es nuestro caso como sociedad.
Escuchamos nuevamente exclamar desde arriba prosperidad y ventura para este 2023, pero la verdad es que esa deseable perspectiva es cada vez más incierta en el corto plazo para los pueblos sometidos a la voracidad y decadencia agresiva del capitalismo imperialista occidental, encabezado por EE. UU.
Por demás, la prosperidad de este orden mundial y nacional, de su clase capitalista transnacional y los mega-millonarios dominicanos no nos interesa, porque realmente es para agravar la desgracia y desventura de las clases explotadas y de todos los sectores maltratados.
La felicidad y la buena ventura proletaria y popular, como el cielo, hay que tomarlas por asalto; siempre en función de la emancipación trabajo y jamás en favor del yugo del capital, que genera desigualdades y empobrecimientos, porque este sistema mundial y sus expresiones subordinadas no están hechos para satisfacer necesidades humanas y generar bienestar colectivo, sino para expandir el capital y engordarlo junto a su clase y sus élites tecnocráticas, burocráticas, eclesiales y militares
La crisis de decadencia de la civilización capitalista y sus agresivas recetas neoliberales, incluida su guerra global infinita junto a su cruel expresión en esta isla de nuestros amores -acompañada de una alta dosis de racismo, machismo, homofobia y xenofobia- no son cosas para hacernos ilusiones infundadas en ese contexto y sí para convocarnos a potenciar la necesaria rebeldía de los pueblos y acompañarla de una propuesta transformadora.
Este año habrá que sembrar mucho antiimperialismo. Mucho anti-neoliberalismo y anticapitalismo. Muchos procesos constituyentes con clara orientación estratégica anti sistémica.
Desplegar mucha democracia de calle, sin temor a estremecer, agrietar y arrinconar el sistema dominante y sus instituciones podridas.
Desechando el posibilismo acomodaticio y el cretinismo parlamentario. Sin olvidar jamás la necesidad de sembrar nueva democracia y nuevo socialismo. Todo esto con desbordante latino-caribeñismo e internacionalismo revolucionario y alta solidaridad con el pueblo haitiano y todos los pueblos en lucha.
narsoisa@gmail.com
(El autor es dirigente político residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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