Hace unos días, cuando el Senado aprobó, de la manera menos esperada, el proyecto de Código penal, una declaración de Alfredo Pacheco, presidente de la Cámara de Diputados, movió en mi memoria la conveniencia de que nuestro sistema legislativo cuente con dos cámaras. Cada propuesta debe ser sancionada por ambas.
Las palabras de Pacheco, siempre astuto, bajaron las tensiones de quienes sintieron en la acción del Senado un golpe inesperado. Algunas disposiciones contenidas en el Código aprobado significan una involución en la sociedad dominicana, como el castigo a los hijos y algunos aspectos de la relación de pareja.
El mayor rechazo, según me parece, ha provenido de la exclusión de las tres causales con las que se justificaría la interrupción de un embarazo. El grito de los proabortos ha llegado más alto. De hecho, hay personas a quienes solo parece interesar la libertad abortiva, la cual defienden como un derecho inherente.
No obstante los rezongos, la pieza aprobada por el Senado contiene 72 nuevos artículos que penalizan el sicariato, feminicidio, genocidio, acoso escolar, daño con sustancias químicas, sobornos públicos y judiciales, el acoso sexual, la corrupción, violencia intrafamiliar e incrementa la pena máxima de 30 a 40 años.
Si el Congreso Nacional contara solo con el Senado, la pieza estuviera a punto de ser ley, bastaría con la reglamentaria promulgación del Poder Ejecutivo. Y si este lo observara y devolviera al Senado, ese organismo podría aprobarlo de nuevo y entonces el presidente de la República no tendría más opción que promulgarlo.
Pero, por suerte, el Congreso está integrado por dos organismos y aunque la Cámara baja dio otro golpe de sorpresa el pasado martes, al aprobar lo mismo del Senado, ha quedado el recurso de la discusión en comisión, una labor de los legisladores fuera del hemiciclo en la que suelen intervenir interesados en el debate del asunto en cuestión.
El diputado Pacheco dio seguridad de que en la sesión de la comisión especial el proyecto de Código penal será “desmenuzado”. Y dijo: “Nosotros tenemos la propuesta de que esa comisión especial que será conformada tenga la oportunidad de celebrar hasta una vista pública si fuera necesario”. Entonces, por esa puerta hay que entrar.
A mayor número de los intervinientes en el debate, más genuinas serán las decisiones. A más discusión, mejor democracia. Es principal ventaja de un Congreso integrado por dos cámaras, fórmula que en República Dominicana ya pasa de 110 años consecutivos. En la presente circunstancia, el sistema bicameral infunde aliento.
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(El autor es periodista y escritor residente en Santo Domingo, República Dominicana).