El diálogo en medio de una crisis política es vital. En la encrucijada actual de los dominicanos, sin concertación será imposible cumplir con el cronograma de cuatro próximas elecciones.
Ahora mismo cualquier actividad de diálogo y concertación tiene que ser puramente electoral. Se desconoce quién puede ser favorecido con el voto presidencial, por lo que es extemporáneo comenzar a discutir una agenda nacional amplia.
Suficiente es que las partes se pongan de acuerdo en prestar su colaboración a la realización de unas elecciones libres y democráticas. Demás está decir que las partes respeten los resultados de esos comicios.
El único camino que hay por delante es el que transita a las elecciones. No es momento de caos ni de anarquía. Ahora para dialogar se tiene que ir a discutir todos los problemas. El más engorroso es como va estar sustentada la mesa organizadora del diálogo.
La sociedad dominicana se ha quedado sin mediadores. Estamos retrocediendo a los tiempos de las grandes personalidades. Lo ideal es que sean los tribunales especializados los que tengan la última palabra sobre estos problemas de votaciones.
Pero la suspensión de las elecciones municipales lleva al país a un paso del abismo y muchos ven como tabla salvadora acudir a los organismos internacionales. La Organización de Estados Americanos será la que vigilará todo el tramo de las cuatro elecciones que hay por delante. Fíjense, que sigo con la idea de que se va a una segunda vuelta en las presidenciales.
A pesar de que muchos se agarran a la OEA para escapar de las aguas turbulentas, esa organización no es confiable. Ya tiene deudas históricas con la República Dominicana, como fue su participación en la revolución de abril del 1965.
Mientras el ente político nacional tiene inconvenientes para ir al diálogo, la avanzada política de los Estados Unidos ancla en el país. Primero fue Eduardo Frey, como jefe de misión de la OEA para las fracasadas elecciones municipales.
Ahora viene el secretario general, Luis Almagro, a firmar varios documentos, lo que le da a la OEA un poder de control sobre la Junta Central Electoral. Llega también el embajador de los Estados Unidos en la OEA y se entrevista con el presidente Danilo Medina y líderes políticos.
La agenda de Carlos Trujillo es para «discutir la importancia de la auditoría electoral independiente e imparcial de la OEA» y «mantener la responsabilidad ante el pueblo dominicano mientras expresan su voluntad democrática».
Mientras a los dominicanos se les hace difícil dialogar y concertar, ya los norteamericanos bajaron línea y tomaron el control con la OEA. Los resultados de esa maniobra se verán después de las elecciones presidenciales. La crisis sigue al rojo vivo. Sin soluciones, pero si con posibles imposiciones. ¡Ay!, se me acabo la tinta.
Comentarios sobre post