La gente no existe después de este momento terrenal, es decir, no como tú eres, o como los otros, o como yo. Uno se dispara hacia nuevas imágenes y «nuevos mundos», en verdad, ya conocidos.
Mientras tanto ¿Qué estamos haciendo ahora? ¿Cuál es tu proyecto de vida? No se trata de salir corriendo e inventarse una historia que no va acorde a lo que somos, aunque, esa es otra pregunta interesante ¿Qué somos?
En lo que «averiguamos» que somos, es vital que te des cuenta en donde estás y de que estás formado y cuáles son tus recursos actuales, si, porque cambiamos constantemente y ya «después» no serás ahora…
Tus después están cimentados en la esperanza y «el hacer». Es cualidad solo dada a unos cuantos. Aquellos que se lanzan diariamente en buscar los recursos que lo habiliten a vivir esta dimensión, lo mejor posible.
Unos buscan dinero, ya que con ello obtendrán comodidades y «voluntades frágiles» que suelen rodear a la gente «exitosa». Otros entienden que, en «el interior» de sí mismos, existe una paz inquebrantable y hasta saludable.
Esos comprenden que «él después» tiene el mismo final de siempre y ostentan en vivir apreciando la sorpresa de su presencia. Carnes sostenidas desde extrañas vibraciones diseñadas para degustar lo que aquí florece y habita.
¿De qué otra manera apreciaríamos lo que tenemos? Las rocas, el agua, el viento, fluyen y permanecen desde distancias y momentos. Observadores silenciosos que murmuran y ríen de nuestros tropiezos, mientras nutren todo lo necesario a nuestra existencia.
Los que se apuran llegarán primero, pero hasta eso es irrelevante. Solo un ego inútil que no otorga ningún premio. El premio es el momento y sus sutiles e inmensas recompensas. No después, no antes, ahora.
Hagas lo que hagas, pienses lo que pienses, tengas lo que tengas. No te distraigas ni dejes de sorprenderte de lo que eres. Máquina breve y desolada del tiempo. Milagro del desconcierto y del misterio.
Él después no habita en ninguna parte. Solo la mente es capaz de soñar como los espejos, reflejando realidades que ni se conocen ni saben, tampoco, que son. Intentos fallidos por descubrirse mientras este, calla burlándose de un fantasma disfrazado de hembra y macho.
Un baile más dentro de todas las sinfonías ocultas y a la luz del universo. No estarás después, ni siquiera sé si estás ahora, ni siquiera yo puedo decir que estoy.
Una estela de letras voy arrastrando desde mis adentros, brotando insinuaciones «espejisticas»… Quizás, las está escribiendo el que me mira al otro lado del espejo. Otra pregunta, para resolver después. ¡Salud! Mínimo Despuecero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, EEUU).