A rajatabla
La referencia que mi generación guarda en su memoria histórica sobre congresos partidarios corresponde a eventos de ese tipo que generaron grandes transformaciones ideológicas, políticas, económicas y sociales en los partidos, naciones y en gran parte de la humanidad.
Como no recordar al histórico XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), celebrado del 14 al 26 de febrero de 1956, el primero después de la muerte de Joseph Stalin, en cuya clausura Nikita Jrushchov pronunció su famoso discurso secreto, de condena al otrora poderoso líder de la URSS.
Nikita condenó a Stalin por haber violado normas sobre liderazgo colectivo, incentivar culto a la personalidad y reprimir a los viejos bolcheviques, a partir de lo cual la figura del líder del Ejército Rojo fue enviada al zafacón, se inició una gran reforma que concluyó con la Perestroika y la disolución de la Unión Soviética.
Se exagera si se compara ese Congreso con los que celebran aquí los partidos de la Liberación Dominicana (PLD) y Fuerza del Pueblo (FP), pero si es importante resaltar que ese tipo de evento debe siempre tener la categoría de extraordinario, renovador y escenario propicio para acentuar las contradicciones.
El absoluto control del Politburó del Partido Comunista Cubano, mediante aplicación de mayoría mecánica o purga, ha convertido los congresos del PCC en sello gomígrafo de un grupo hegemónico que solo tuvo trascendencia por la figura excepcional de Fidel Castro.
Desde su fundación en 1975, el PCC ha celebrado seis congresos, la mayoría de los cuales ratifican lineamiento del Gobierno y burocracia partidaria, aunque el VI Congreso intentó el diseño de una nueva política de apertura económica con discreto éxito.
Los congresos de partidos de izquierda de aquí acentúan el culto a la personalidad, aunque en algunas conferencias se motorizaron cambios ideológicos o de estrategias coyunturales, como ocurrió en la Hilda Gautreau, del Movimiento Popular Dominicano o en el evento que dividió al Movimiento Revolucionario 1J4.
El PLD de los tiempos de Juan Bosch celebró su Congreso Constitutivo Juan Pablo Duarte, el Congreso Napier Díaz González y la histórica Conferencia Ho Chi Ming, en la que el sector conservador del Partido demostró tener control en la dirección más no así de las bases. Esa conferencia fue el motivo de la división del Partido, en 1979.
Para que no se alegue que solo expongo ejemplos de partidos de izquierda, invito a leer la historia del Partido Republicano de Estados Unidos, en cuyo seno, desde los tiempos de Abraham Lincoln se han producido grandes confrontaciones en eventos partidarios internos entre conservadores y extremistas.
La Guerra Civil o de Sucesión estalló en 1856 por una división en el Partido Republicano entre el sector moderado antiesclavista y quienes respaldaban la continuidad de los estados esclavistas, lo que indica la importancia política e histórica que tienen los grandes eventos partidarios.
A la democracia le conviene partidos fuertes en términos ideológicos, con estructuras democráticas, sin excesivo culto a la personalidad ni la prevalencia de grupos que imponen su voluntad en contubernio con intereses externos corporativos. Volveré sobre el tema.
orion_mejia@hotmail.com
(El autor es abogado y periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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