A Pleno Sol
El deseo sobre humano de los viejos robles políticos y sociales, lleva a la República Dominicana a ser un embrión de jóvenes viejos. Si, por mezquindad de los añejos se obstruye el camino de la sangre nueva, y de las ideas a futuro.
En todos los renglones de la vida nacional, pero más en el partidismo, el sindicalismo y la brega profesional, nadie quiere abandonar los cargos, las posiciones y las áreas de influencia. Se le está haciendo un gran daño al país.
La generación de relevos se perdió hace tiempo, salvo en las élites sociales y económicas, que saben que el retiro y entregar la antorcha es lo único que puede mantener a flote sus empresas.
En los partidos hay jóvenes de edad, con ideas viejas. Para llegar a cargos electivos, tienen que estar detrás de los viejos robles, que desde hace años se repiten y sus métodos no van cónsonos con la realidad de hoy.
Sobre el desarrollo de las ideas, los petrificados en el tiempo tienen que comenzar a darse cuenta que el primer paso hacia el futuro se tiene que dar hoy, ahora mismo. Mañana será demasiado tarde,
El papel de los veteranos en el partidismo y los gremios debe ser de abrir la compuerta y permitir que llegue la juventud de ideas, y dar pautas de experiencia sobre cómo enfrentar los entuertos y las zancadillas.
Con ideas de bastón y tiñendo canas, el país está encapsulado al fracaso. La mayoría tendrá el camino cerrado para participar en las acciones de desarrollo, y la élite seguirá siendo el sector dominante.
Los jóvenes pueden plantear oportunidades y salir a trabajar por el futuro del país, pero también tienen que dejar las posiciones de comodidad y estar bajo el sobaco de las cuotas que se entregan a los jefes de tendencias.
Ese camino de buscar identidad propia es difícil, áspero, de luchas constantes, donde se corre el riesgo del triunfo y de la derrota en cada esquina. Es la única forma de lograr que se impongan en el país las ideas jóvenes.
Lástima que todavía se esté pensando en las fórmulas mágicas del siglo 20, que fueron orquestada por los tres grandes dirigentes Juan Bosch, José Francisco Peña Gómez y Joaquín Balaguer.
Tarde o temprano la lucha generacional estallará, y se impondrá lo nuevo, las ideas emergentes, la visión remozada de un país progresista. Llevará su tiempo, pero es una acción dialéctica imposible de detener. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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