Por Guillermo Sención
El lunes 31 de julio fue cuando Amaury participó en OLAS, y lo escogieron ¡como uno de los vicepresidentes de la conferencia para que hablara a nombre de todas las organizaciones revolucionarias dominicanas, y lo sentaron al lado de Fidel! ¡Cuánto honor!
Los que comulgaron con el corazón limpio
El escenario político dominicano de los años 60 y 70 del pasado siglo se caracterizó por los continuos enfrentamientos ideológicos y militares entre los representantes del sector político conservador y miembros de organizaciones del movimiento popular antiimperialista.
Los primeros contaban con el apoyo de los norteamericanos y de la cúpula militar, con tradición trujillista, y los segundos tenían el respaldo de los países socialistas, entre ellos Cuba, China y la antigua Unión Soviética, donde recibieron formación política y militar.
Muchos de los revolucionarios eran estudiantes de liceos y de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), que ofrecían una firme resistencia a la estructura de poder, al sistema imperante, utilizando los escasos espacios con que contaban en un medio caracterizado por la opresión gubernamental.
Los izquierdistas combinaban a nivel nacional las manifestaciones populares y el trabajo político (acompañado de la formulación de tácticas y estrategias), con ocasionales acciones armadas, al enfrentar al régimen ultraderechista encabezado por Joaquín Balaguer, quien luego de finalizada la guerra iniciada en abril de 1965, ostentó el poder con el apoyo de los militares, el gobierno de Estados Unidos y sus llamadas “Fuerzas incontrolables”, un monumento al cinismo en el manejo del Estado por parte de un gobernante, durante 12 años, de 1966 a 1978. Balaguer volvería a gobernar entre 1986 y 1996.
En la novela histórica Los que comulgaron con el corazón limpio, el laureado escritor Edwin Disla recrea en forma minuciosa ese convulso y siempre recordado proceso político dominicano.
Desde que se inicia la lectura del texto se nota que Disla indagó de forma exhaustiva el contexto histórico que noveló, digamos que, usando de pinzas y lupa, lo que le valió para anotar fechas, ambientes y lugares donde se produjeron los acontecimientos, los que rememora con mucha fluidez, arrojando valiosos datos, incluyendo trazos biográficos de sus principales protagonistas, señalados con nombres, apellidos y alias, así como señala con nombres, siglas y lemas a los innumerables partidos que interactuaban en esa época.
Novela de trama intensa, muestra la valentía y entrega de muchos hombres sin manchas, de ideales puros, dispuestos, como lo demostraron, a arriesgar su vida y la de sus familiares por la causa a la que se habían entregado, pero también desnuda los momentos difíciles dentro de las filas revolucionarias: Intrigas, riesgos, traiciones, delaciones, deserciones, mentiras, transfuguismos; revolucionarios que cayeron en las redes del enemigo, le facilitaron el trabajo de aniquilación del movimiento popular, sacrificando a sus compañeros de lucha y permitiendo la infiltración de peligrosos lobos en sus organizaciones.
Aunque consta de 11 capítulos, más un epílogo donde figura una reflexión del autor, básicamente son tres los ejes que marcan su desarrollo: La guerra de abril de 1965, el accionar de los Comandos de la Resistencia o Palmeros, dirigidos por el aguerrido revolucionario Amaury Germán Aristy y la organización y posterior desembarco de la guerrilla de Caamaño en 1973.
El tema ha sido tratado por numerosos historiadores y articulistas. El periodista Freddy Aguasvivas lo había novelado en El olor del olvido, usando un estilo propio del suspenso, con la mirada de la novela policíaca. Algo a destacar es que al ser trabajado en forma de ficción histórica adquiere otro carácter, ya que el lector se lleva el sabor de la estética, de la magia propia de la ficción.
Un atributo de la novela histórica lo constituye el hecho de que es fuente de curiosidad permanente en el lector, quien, aún sin proponérselo, se enfrenta a la dicotomía ficción-realidad, con la ventaja de que puede recoger el dato concreto que le aporta el autor, a la vez que disfruta el hecho estético y la parte imaginativa propia de su labor creadora.
Por ejemplo, Disla describe sobre Los Palmeros:
“… Amaury se escondía en la número 22, de la calle Marginal Norte”.
Más adelante se lee, sobre la casa del enfrentamiento entre los guerrilleros urbanos y las fuerzas oficiales:
Ellos habían descubierto una cueva bien protegida y posicionada para el combate, aunque sin salida, ubicada a unos 500 metros de la casa”.
“Amaury, presintiendo lo peor, ordenó que trasladaran a la cueva todo el arsenal de guerra, y colocaran los fusiles en posición de tiro para usarlos a conveniencia”.
Describe sobre el operativo militar del gobierno:
“Entonces sin meditar en la seguridad de la ciudad, ordenó la movilización de más de dos mil efectivos, entre ellos 25 coroneles, los generales Juan René Beauchamps Javier, Salvador Lluveres Montás y el propio Milo, apoyados por tanques, helicópteros, bazookas, granadas, lanzallamas, carros de asalto, morteros, cañones sin retroceso y otras piezas de artillería. Hasta unidades del MAAG y de agentes de la estación de la CIA, encabezados por Federico, se presentaron al lugar ante la vista de los periodistas”.
Motivado por una inmensa curiosidad, por el dato obtenido, realicé sendas visitas a esos lugares.
Primero, allá en el barrio Invi, observé la casita. En la fachada puede divisarse una placa de metal con el número 22, como indica la novela.
De esa casita el aguerrido guerrillero izquierdista escapó herido de una emboscada tendida por más de cincuenta efectivos policiales, hiriendo a cuatro de ellos.
Otro día me dirigí al Km. 14 ½ de la Autopista Las Américas, donde están la Plaza Los Palmeros, la calle Amaury Germán Aristy, denominada “La ruta de Los Palmeros” la Escuela Los Palmeros, el Club Deportivo 12 de Enero, y permanece la casa donde se hospedaron los revolucionarios Amaury Germán Aristy, Virgilio Eugenio Perdomo Pérez, Bienvenido Silveira Leal Prandy (La Chuta) y Ulises Arquímedes Cerón Polanco.
Ciertamente, no lejos de allí está el sitio donde se atrincheraron Amaury y Virgilio, resistiendo por más de diez horas el asedio y fuego del enemigo y donde murieron el capitán Virgilio Félix Almánzar y muchos soldados y policías.
El lugar fue declarado ¡ZONA DE GUERRA!, según informó en su momento el diario Última Hora.
Sorpresivamente me sentí como aquel lejano Aureliano Buendía conociendo el hielo. Tenía ante mis ojos un lugar que cobró notoriedad como símbolo de la resistencia popular desde aquel lejano 12 de enero de 1972, hace casi medio siglo, el cual anhelaba visitar. Allí fue construido un monumento donde figuran los nombres de los cuatro combatientes.
Estaba ante ¡LA CUEVA!
Merece saludarse la entrega al público este año de Los que comulgaron con el corazón limpio, aporte valioso de Disla, quien en el año 2007 obtuvo el Premio Nacional de Novela con otra biografía novelada, titulada Manolo, en proceso de lectura de mi parte, publicada ese mismo año y que tiene como temática la vida del revolucionario montecristeño Manuel Aurelio Tavárez Justo, un héroe nacional.
Santo Domingo de Guzmán Distrito Nacional 10 de octubre de 2020
Título: Los que comulgaron con el corazón limpio Autor: Edwin Disla Editora: Talleres Gráficos de Soto Castillo, S. A. Fecha de publicación: Agosto, 2020, 365 Pp.
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