Hace unos días, leí en un periódico digital una declaración atribuida a un importante dirigente del Partido de la Liberación Dominicana cuyo titular era el siguiente: “Francisco Javier alega hay un plan oficial para destruir PLD y su obra”. Se trata de Francisco Javier García Fernández, del comité político peledeísta.
García Fernández es un político que tiene dominio de la expresión. Se ha caracterizado por ser un buen vocero de su partido y defender los intereses de esa organización. Ha fungido, en distintas jornadas electorales como un gallo de pelea del PLD y jefe de campaña de los candidatos presidenciales morados.
Su declaración coincide con el desmantelamiento de la banda criminal capturada por el Ministerio Público en la denominada Operación Falcón. Esa organización delictiva se inició y operó de 2012 hasta la hora de su captura. Su tiempo de operación coincide con los gobiernes de Danilo Medina, ahora presidente del PLD.
El Ministerio Público ha presentado, para justificar las medidas de coerción a 23 de las personas involucradas, una lista de 350 pruebas que sostienen las imputaciones. La red fue desmantelada en coordinación con la DNCD y la cooperación de la Administración de Control de Drogas de los Estados Unidos.
Francisco Javier tiene razón, en algún sentido. Las acusaciones contra los acusados de Falcón, sumadas a la revelación de la desvergüenza con que operaba desde la Procuraduría General de la República el infame Jean Alain, atenta contra la integridad de PLD. Jean Alain es un engendro del PLD, es obra suya.
Siendo Rodríguez obra del PLD, lógico será que sus indignas y nefastas acciones desde la Procuraduría también sean obra del PLD. Otros dirigentes del partido morado guardan prisión acusados de corrupción. La solidaridad es una buena condición de las personas, pero hay momentos difíciles para ejercerla con dignidad.
El PLD, como un plan de su comité político, decidió sacudirse y ha hecho sacar la cara a gente que permanecía muy reservada, en la tranquilidad de sus mansiones. La estrategia incluye lanzar a las calles sus aspirantes presidenciales para que embistan al Gobierno con críticas dirigidas a desacreditar la persecución de la corrupción.
Todo indica, por fortuna, que los expedientes están bien instrumentados. La Operación Falcón, por ejemplo, ha conllevado más de 80 allanamientos, de fiscales y la DNCD. El temor de la dirigencia peledeísta radica en la persecución de la corrupción. Me luce que no soportan un escrutinio al origen de sus riquezas. De ahí el miedo.
rafaelperaltar@gmail.co
(El autor es periodista y escritor residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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