(Inspirado en la canción «Bendita» de Silvio Rodríguez)
«Yo fui una vez, el monte.
Yo fui una vez, lucero.
Yo fui una vez, sinsonte.
Yo fui una vez, lo nuevo».
¿Cuántas cosas no habremos sido para llegar a donde hoy estamos? ¿para ser lo que hoy «somos»?
Yo fui el ayer y fui el ahora y fui tus pies y tus labios.
También fui lo que quise ser y lo que nunca fui. Fui ola y también barco y pez y agua. Fui todos los pensamientos buenos y malos y aquellos, donde nunca pensé.
Yo fui una vez tú y tu fuiste lo que creíste de mí. Luego yo fui el otro y el otro y fui todos…y tú también.
Yo fui una vez, la calzada fría y callada del barrio. También la noche oscura y el farol que intento alumbrarla. Fui el beso escurridizo y el apasionado también.
Fui también una vez, la voz chillona de un niño y el susurro apagado de un anciano. Fui la sombra y la luz, el llanto y el espanto y la risa y la sorpresa también.
También fui una vez la brisa que toco tu cuerpo y los desiertos y las ciudades. La puerta que abriste y la que cerraste.
Fui carreta y camino y arroyo. La vereda que llegaba a tu casa y la que se perdía también.
Yo fui una vez, tornado, huracán y olvido. La memoria que guarda y la que nunca.
Fui el jamás y el siempre. El uno, el dos y el infinito.
Lo más bajo y terrible, lo más oscuro e indecente.
Fui también tu espalda y la mano que la acaricio. El más lejano recuerdo y el ahora, constante, perturbador, inquieto, torturable.
Y fui una vez el mundo. Y cada oído y cada ojo. Cada hoja caída, nacida y por nacer. Y fui también todos los poros y fractales y cada uno de los misterios con los que se expresan las lenguas.
Y fui una vez, el todo. Y fui una vez, la nada. Y fui también «eso» que esta entre los dos y lo que «era» antes y lo que «será» después.
En realidad, yo fui de todo una vez y lo sigo siendo y tú también. Y tú y yo somos todo y el todo también.
Sin principio ni final. Una vida constante que fluye y multiplica en dimensiones y galaxias y universos infinitos.
Algo tan grande y tan inmenso que escapa a la capacidad de razón de este momento.
Algo así como, crearse uno mismo y no creérselo…
Y concluye Silvio:
«Yo fui una vez, la fuente
Yo fui una vez, ventana
Yo fui una vez, simiente
Yo fui una vez, mañana».
…mañana, simiente, ventana…! y fuente! ¡Bendita, bendita… aquella vez!. ¡Salud!. Mínimo Caminero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach).
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