Reflexiones en el cambio #39
Es tremendamente difícil hablar de uno mismo. Nos produce miedo retratar nuestra situación, al perder un tanto nuestra privacidad por el hecho de contar públicamente, aunque sea parte de nuestras realidades, lo que crea un nivel de presión que ustedes, quienes me estarán leyendo, no se lo imaginan. Y en nuestro caso particular, con la agravante de ser militante político, aún más acostumbrado a hablar y escribir sobre otros que a escribir sobre uno mismo. Toda una odisea.
Al tocar el tema de la obesidad, debe considerarse que es al día de hoy, una pandemia a escala planetaria, que afecta particularmente a nuestro país, en el que tenemos un 27.6% de obesos más un 37% de la población en sobrepeso, lo que sumado totaliza dos terceras partes de la población dominicana, un asombroso 64.6% de personas en situación de obesidad y sobrepeso, de acuerdo a un estudio médico de las Naciones Unidas dado a conocer en marzo de 2020.
La obesidad es consecuencia de un círculo vicioso, porque es una combinación de varias situaciones: la primera, la adición a la comida. No lo podemos negar, somos adictos, así como los hay al alcohol, a las drogas, al juego, etcétera hay también adictos a la comida, que sufrimos la peor y la más constante de las adiciones; segundo, somos producto de muy malos hábitos alimenticios, de una gastronomía nacional basada en un excesivo consumo de carbohidratos en nuestra dieta diaria (arroz, pastas, grasas, víveres, etcétera) y un sedentarismo producto de la vida de hoy que nos mantiene desde la cama, al escritorio con una computadora, al mueble viendo televisión o sentado en un vehículo cuando nos trasladamos de un lugar a otro; así consumimos la mayor parte del día, pero con ello, ¿qué nos ha ocurrido? ¿cuáles son las consecuencias? En mi caso, la obesidad mórbida.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad tiene proporciones epidémicas, es la pandemia del siglo XXI. Las cifras son alarmantes, incluyendo hasta los niños, evidenciándose un crecimiento exponencial de obesidad infantil que ha convertido esto en un grave problema de salud pública. Millones de personas fallecen al año por culpa de la obesidad, que es la combinación mortal de una ingesta mayor de las calorías que necesitamos y una nula o escasa actividad física.
Al escribir sobre este tema estamos rompiendo esquemas, pero nos obligan las circunstancias si queremos cambiar las cosas, comenzando por nuestras vidas, porque los obesos mórbidos estamos pasando de todo y queremos ocultar todas nuestras dificultades, partiendo del criterio de una cultura popular que nos tipifica, a los obesos, como personas cálidas y fiables, caracterizados por la expresión «los gordos somos alegres», que «nunca estamos tristes». Nada más falso, esa es una careta que nos imponemos nosotros y nos impone la sociedad. Los que sufrimos esta condición sabemos qué hay más verdad en la depresión y la baja autoestima, que muchas veces en la «fingida alegría.»
Solo los obesos sabemos todos lo que estamos viviendo, en mi caso particular de los 57 años de edad que tengo, llevo 42 años siendo gordo. Como verán toda una vida. Provengo de una familia de obesos por parte de madre, casi todos mis hermanos y nuestros hijos han sufrido un significativo sobrepeso, por lo cual casi todos hemos tenido que pasar por un quirófano para hacernos alguna aplicatura o bariátrica. En mi caso hace casi 13 años me hice una en New York en manos de un eminente cirujano, quien me hizo una manga gástrica. Él me recomendó un «by pass» y no tomé esa decisión con la cual sin duda hubiera obtenido mejores resultados, porque ahora estoy obligado a hacerme una segunda aplicatura para tratar de reducir mi constante sobrepeso, procedimiento al que espero someterme próximamente.
Tengo que anotar a favor del procedimiento descrito anteriormente, la manga gástrica, que me redujo sustancialmente la ingesta de alimentos y que jamás volví a comer ni sombra de lo que anteriormente comía, quiero decir, antes de la operación. Si no me la hubiera hecho tal vez hace mucho no estuviera en el mundo de los vivos.
Cansado ya de una salud tan precaria y de una falta de movilidad que si no despierto rápido me mandará al mundo de lo ignoto, he decidido, por una y mil razones, salir de la trampa de la sociedad consumista que auspicia, que promueve, con este estilo de vida sedentaria, que no salgamos de esta enfermedad que nos abate. Los obesos como yo tenemos una condición peligrosa, estamos crónicamente enfermos mas no lo queremos aceptar, entramos en negación, como muchos otros en similar condición, y esto ha sido fatal para nuestras vidas.
Dos cosas me obligan a reencontrarme conmigo mismo y saber si planto cara a la vida o si camino directo al cementerio. Una, compuesta por los problemas de movilidad, que padece la mayoría de los obesos, y otra, evitar a toda costa que esto me cree más problemas en términos de desenvolvimiento diario: debemos aceptar nuestra responsabilidad por la inacción, que nos coloca en esta posición tan comprometida.
La depresión no aceptada que produce a los mórbidos nuestra situación provoca una abulia impresionante, que nos impide hacer algo serio por iniciativa propia, porque a los gordos, como a los otros tipos de adictos, hay que asistirnos, porque esta es una lucha diaria y constante por superar esta terrible condición que nos genera múltiples enfermedades.
Estoy convencido de que no rebajaré solo, eso es casi imposible ni siquiera si me hago otra bariátrica, porque el problema es de raíz, aunque la mía, gracias Dios, es lo que los médicos tipifican como obesidad exógena -aquella que no es producto de desorden en la tiroides o de disfunción de la glándula endocrina, de igual manera hay que combatirla con todas las armas a la mano, comenzando por entender que debo cambiar radicalmente de forma de vida.
Este propósito estoy totalmente decidido a hacerlo pero, para no caerme en el camino y para desarrollar un acompañamiento de apoyo moral, médico, dietético y de ejercicios, en atención a que mi problema es el problema de muchos más, para arrancar estamos construyendo una plataforma de apoyo recíproco que se llamará «Gordo Acompañamiento», una comunidad de obesos que contará con asistencia profesional, de verdaderos expertos en el área. Nos vamos a reciprocar apoyos para, con sacrificios y voluntad, salir de esta condición que nos tiene atrapados en nuestros cuerpos y compungidas nuestras almas.
Muchos me dirán: «José Frank estás loco, exterioriza sus dificultades para que otros le ayuden». ¡Pues no me importa!¡Esto es cuestión de vida o muerte!
Con «Gordo Acompañamiento» buscaremos mejorar nuestra situación de vida, pero cómo es dificilísimo rebajar, peor aún será mantenernos en llegar a la meta, por lo cual vamos a atacar las causas y no las consecuencias.
«Gordo Acompañamiento» será un nuevo estilo de vida; dejaré este sillón en que me encuentro para moverme, cambiaré mis hábitos alimenticios, para lo cual necesito que intercambiemos recetas, porque la comida saludable no es tan llamativa como la que nos hace engordar, que resulta ser una tentación por su presentación, sabor y olor y que es peligrosamente adictiva. Cambiaré mi forma de vestir y, sobre todo, voy a apoyarme en amigos en mi misma condición, de manera que logre establecer un programa de movimiento diario. Observen que no le llamo «ejercicios», pues se trata de hacer todo aquello que nos devuelva capacidad motora sin los tediosos ejercicios, al menos por ahora.
«Gordo Acompañamiento» será una plataforma de apoyo recíproco para que el compromiso de ayudarnos a mejorar nos obligue, sí, nos obligue a seguir y no desmayar en el camino.
«Gordo Acompañamiento» será un canal digital para promover un nuevo estilo de vida saludable; también será un club, porque pretende tener una comunidad de obesos que nos apoyaremos para tal fin. Será una organización que guiará a sus miembros, con especialistas y con un personal de apoyo, para orientar a quienes sean parte de ella. Tendremos un directorio al servicio de todo el que lo necesite, de todo lo que requerimos para reducir de peso, con la asesoría de endocrinólogos, bariátricos, nutriólogos, psicólogos, psiquiatras, entrenadores, coaching, etcétera.
Pero sobre todo tendremos padrinos o motivadores que nos apoyarán en todo este proceso, para que nos mantengamos alertas y no bajemos la guardia, para que no desfallezcamos en la tarea. Esa especie de consejeros, guías o mentores, como les llamemos, quienes nos darán seguimiento y nos apoyarán moral, psicológica y espiritualmente.
«Gordo Acompañamiento» integrará dietistas que nos enseñarán a preparar platos saludables, que sean gustosamente digeribles y que estén adaptados a nuestras posibilidades económicas, porque tenemos que romper de alguna manera la afirmación de que la comida saludable es demasiado cara.
«Gordo Acompañamiento» también será una organización sin fines de lucro y el apoyo que proveerá a sus miembros totalmente gratuito, gestionando medicamentos, tratamientos, operaciones, etcétera, como también colaborando en la creación de leyes y decisiones administrativas que canalicen los esfuerzos necesarios para evitar, disminuir y combatir la obesidad. En efecto, propondremos una ley especial para la prevención y tratamiento de la obesidad y los trastornos alimenticios, como se ha hecho ya en México y otros países del área.
Esta comunidad hará encuentros semanales entre sus miembros, para que no solo sean virtuales nuestras relaciones. El calor humano, con todo y el Covid, es imprescindible para apoyarnos.
Como se ha dicho anteriormente, el problema de obesidad lo tenemos una tercera parte del país y el problema de sobrepeso las dos terceras partes de la población. Obesos y gordos somos mayoría amplia en la población. Este fenómeno ha ocurrido en los últimos 20 a 30 años, producto de los cambios de vida, de la ingesta de comida rápida, del consumo excesivo de calorías y de llevar vidas sedentarias y de permanente estrés. Todo esto nos está matando lentamente. Por ello, en esta reflexión, me veo a mí mismo y veo a muchos otros que debemos dedicarnos a cambiar nuestro modo de vida, como única forma de lograr verdaderos resultados.
Quienes deseen acompañarme en este esfuerzo, o quienes se encuentren en esta misma condición, favor de ponerse en contacto con nosotros vía WhatsApp al número 829-486-0273, al email gordoacompanamiento@gmail.com, o al local que a estos fines inauguraremos en el sector de Evaristo Morales del Distrito Nacional.
¡Es Gordo Acompañamiento… porque solos no podemos!
(El autor es dirigente político residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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