Por Félix Núñez
La pandemia que azota al mundo por los efectos del coronavirus, ha puesto al desnudo que el hombre insiste en ser indolente, terco, ambicioso e irracional y que en su afán por acumular riqueza, es capaz de autodestruirse.
El COVID 19 nos estrega en la cara que seguimos viviendo de espalda a Dios, que somos simples mortales, ave de paso por este mundo, y que el asunto no está en afanarse por conseguir dinero y hacerse más rico, sino en vivir conforme a la voluntad de nuestro creador.
Hay gente que con la llegada del COVID 19 se han vuelto más ricos, pero ni por asomo les ha pasado por su mente compartirla ni siquiera con sus empleados. Son más insensibles y no faltan los que sin necesidad arriesgan sus vidas sin importar contagiarse del virus y luego llevarlo a sus hogares.
Son pocos los que reparan en pensar en que ahora lo más importante es salvar sus vidas y que hay que dejar de lado el afán por obtener dinero. Al final del camino si te mata el virus de nada valdría el esfuerzo.
El quedarse en casa para muchos es una mala palabra, y por eso no es raro ver en los medios opiniones de gente que dice que el toque de queda es un disparate, los ignorantes que juegan dominó y toman alcohol sin mascarillas y ni hablar de los tercos que participan en fiestas clandestinas.
Hoy, hay países desarrollados que están cerrando sus actividades productivas en post de conservar vidas, a sabiendas del descalabro económico que esto significa. Ellos están claro, que lo más importante es sobrevivir a este peligroso virus.
Pero mientras otros países toman precauciones, en RD hay sabelotodo que quieren rumba abiertas para bailes, sin importar el rebrote que está experimentando el virus en todo el mundo. Otros violan el toque de queda y agreden a las autoridades cuando son apresados.
En el caso de algunos empresarios, se hace preciso citarle el capítulo 8 versículo 36 de Marcos, que reza: de que le vale al hombre ganar al mundo si perdiere su alma. Y porque no decirles a los que viven afanosos y quejándose por el toque de queda, que de nada sirve ganar dinero si en el intento perdiere tu vida.
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