Visión Global
La vorágine noticiosa de cada día, provocada por una sucesión de acontecimientos que rivalizan en importancia, hace que temas de gran impacto social pasen inadvertidos o apenas figuren en las oscuras esquinas de una apartada página de la izquierda.
Es lo que ha sucedido con unas declaraciones ofrecidas hace unos días por el ministro de Educación Superior, el viejo amigo Franklin García Fermín, relacionadas con su visión sobre el otorgamiento de becas internacionales.
El maestro García Fermín es de la opinión de que ese programa necesita ser reevaluado para lograr que los beneficiarios asuman un mayor compromiso con el país que les apoya con una beca para cursar estudios en el exterior.
Y en eso estamos plenamente de acuerdo y apoyamos al ministro, pues no podemos seguir como exportadores de talentos que nos hacen falta para nuestro desarrollo.
Ahora bien, en lo que no podemos concordar con el buen amigo es con su proyecto de canalizar a través del Consejo de Educación Superior el establecimiento de un requisito de fiador para los beneficiarios de becas internacionales.
Un requisito de esa magnitud sacaría a la mayoría de los jóvenes aspirantes a becas de la posibilidad de acceder a ese programa gubernamental, en razón de que serían escasos los que lograrían un fiador que garantice su regreso una vez concluido su programa de estudios.
Si a muchos estudiantes les resulta una odisea conseguir un garante para aplicar por un crédito educativo en el país, habría que suponer el trance que sería obtener la buena voluntad de alguien que se motive a ayudarles a completar una especialidad fuera del país.
Este obstáculo afectaría sensiblemente el sueño de un buen estudiante de hacerse de una especialidad a la que sólo tiene posibilidad de escalar si es con la ayuda del Estado.
Esos estudiantes, que vienen de hogares pobres, ven en ese apoyo estatal la única oportunidad real de movilidad social por vía del acceso a un trabajo de mayor remuneración.
Las becas nacionales e internacionales representan una de las iniciativas exitosas de los Gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, sobre todo en las gestiones del presidente Leonel Fernández.
Mediante ese programa, que arrancó en firme en 2004 con el regreso de Leonel al poder, se cuentan por miles los jóvenes, varones y hembras, que hoy pueden exhibir un título de una prestigiosa universidad extranjera y tener un trabajo bien pagado conforme los estándares dominicanos.
Creemos que el ministro García Fermín puede ensayar otro mecanismo para garantizar el regreso de los becarios una vez concluyan sus estudios, de forma que le ofrezcan al país los conocimientos adquiridos gracias al apoyo del Estado.
Como hemos señalado, estamos conscientes de que uno los principales problemas que han padecido las naciones en desarrollo ha sido la fuga de talentos que son captados en los países industriales sin que les haya costado un centavo su preparación.
De eso debemos cuidarnos, pero sin poner al estudiante pobre una retranca que le sacaría de la posibilidad de mejorar su situación por vía de la especialización en los centros de conocimientos más avanzados.
nelsonencar10@gmail.com
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