Redacción (Noticias ONU).- ONUSIDA ha acogido con satisfacción la exención de emergencia concedida este miércoles por el secretario de estado de los Estados Unidos, que permitirá la continuación del tratamiento contra el VIH, financiado por este país, que salva muchas vidas en 55 países de todo el mundo.
La medida de la agencia de la ONU dedicada a acabar con la enfermedad se produjo en respuesta a una pausa inmediata de 90 días en la financiación de toda la ayuda exterior establecida en una orden ejecutiva del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, incluido el Plan de Emergencia del Presidente de Estados Unidos para el Alivio del Sida (PEPFAR).
El Plan de Emergencia es la principal iniciativa mundial contra el VIH, que ayuda directamente a más de 20 millones de personas que viven con el virus, lo que representa dos tercios de todas las personas que reciben tratamiento contra este en el mundo.
La exención aprueba la continuación o reanudación de la “ayuda humanitaria””, que se aplica a los medicamentos y servicios médicos básicos vitales, incluido el tratamiento del VIH, así como a los suministros necesarios para prestar dicha ayuda.
Papel fundamental del Plan de Emergencia
“ONUSIDA acoge con satisfacción esta exención del Gobierno de los EE.UU., que garantiza que millones de personas que viven con el VIH puedan seguir recibiendo la medicación que salva vidas durante la evaluación de la ayuda exterior al desarrollo de los EE.UU.”, declaró Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA.
“Esta decisión urgente reconoce el papel fundamental de PEPFAR en la respuesta al sida y devuelve la esperanza a las personas que viven con el VIH”.
La pausa en la financiación de la ayuda al desarrollo para “evaluar la eficacia programática y la coherencia con la política exterior de Estados Unidos”, fue una de las primeras decisiones importantes de política exterior de la nueva administración.
ONUSIDA proseguirá sus esfuerzos para garantizar que todas las personas que viven con el VIH o están afectadas por él sean atendidas y que se mantengan otros componentes clave de los esfuerzos del Plan de Emergencia, como la prestación de servicios y los servicios para la prevención del VIH, la atención y el apoyo a los huérfanos y niños vulnerables.
Impacto inmediato
Anteriormente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había expresado su profunda preocupación por las consecuencias de la pausa en la financiación de los programas contra el VIH en los países de ingresos bajos y medios.
Estos programas proporcionan acceso a una terapia contra el VIH que salva vidas a más de 30 millones de personas en todo el mundo. A escala mundial, 39,9 millones de personas vivían con el VIH a finales de 2023.
“Tales medidas, si se prolongan, podrían provocar un aumento de nuevas infecciones y muertes, revirtiendo décadas de progreso y retrotrayendo potencialmente al mundo a las décadas de 1980 y 1990, cuando millones de personas morían cada año a causa del VIH en todo el mundo, incluidas muchas en Estados Unidos”, afirmó la OMS en un comunicado emitido antes de que se anunciara la exención de emergencia del secretario de estado.
Más de 26 millones de vidas salvadas
El Plan de Emergencia del Presidente de Estados Unidos para el Alivio del Sida ha sido una iniciativa emblemática de la respuesta mundial al VIH desde su creación hace más de 20 años, subrayó la OMS.
Cualquier interrupción de la financiación de este tendría un impacto directo en millones de vidas que dependen del suministro previsible de un tratamiento antirretrovírico seguro y eficaz.
El Plan de Emergencia trabaja en más de 50 países de todo el mundo y ha salvado más de 26 millones de vidas en las dos últimas décadas. Además, en la actualidad, proporciona tratamiento contra el VIH a más de 20 millones de personas en todo el mundo, incluidos 566.000 niños menores de 15 años.
Creciente autonomía
La OMS dijo que, durante el último año, el Plan de Emergencia y sus socios, incluida esta Organización, “han estado trabajando en planes de sostenibilidad con los países para una mayor apropiación nacional y una reducción del apoyo de los donantes hasta 2030 y más allá”.
Una interrupción repentina y prolongada de los programas dificultaría una transición controlada y pondría en peligro la vida de millones de personas.
La agencia afirmó que mantendría su compromiso de apoyar al Plan de Emergencia y a otros socios, así como a los gobiernos nacionales, en la gestión eficaz de los procesos de cambio para minimizar el impacto en las personas que viven con el VIH.