¿Independientemente de cómo? El gobierno de Luis Abinader gobernó en los pasados cuatro años y, de todo el apoyo y las buenas críticas recibidas, incluyendo a un servidor, no puedo caer en los «devaneos» en que suelen caer los lambones que pululan tras «la elite» en busca de «un carguito», que tradicionalmente en América Latina es una «garantía» a ganarse la lotería…
Vi con recelo, en su gestión pasada, la distribución de puestos del Estado, en su mayoría asignados a políticos tradicionales y demás chupasangres de la clase «alta», entiéndase oligarquía, siguiendo un patrón de gobiernos anteriores y denotando «un cambio» de manteles en la cena…
Pensé, y hasta «acepté» que las jaurías demandaban sangre y «retribuciones» por el esfuerzo brindado para que este alcanzara la primera posición del Estado. Y lo dejé pasar, pensando, equivocadamente, que en su segunda oportunidad, borraría del mapa a todas esas lacras que tanto daño producen a la nación.
¡Me equivoqué! Las nuevas asignaciones solo me indican que tenemos un presidente «complaciente» y hasta «ignorante», por no decir indolente, lo cual sería peor, ya que ha «movido las mismas fichas» a posiciones improvisadas.
¡Así vemos como «gente» que no tiene nada que aportar, porque no saben! Son colocados en cargos a los que deben de ser señalados profesionales y expertos en los mismos.
Un ingeniero «no debe» ser colocado en un quirófano o un doctor jamás construiría un edificio sólido. Un abogado no conoce la administración de una empresa como si lo haría el «que estudio» para eso.
La diplomacia que nos representa está hasta el tope de improvisados; solo hay que ser «elegante» y bien vestido, un jevito cualquiera, para emitir «opiniones» que involucrarían la dignidad y hasta comprometerían a la nación dominicana.
Pasamos de senador al ministerio de la policía, del ministerio de la policía a cónsul, de chofer de carro público a administrador de insumos y así vamos de picapiedras a ingenieros de la NASA… De caras duras a caras amables…
No es que esté en contra del progreso de la gente, ni que cada cual tenga el derecho a asumir nuevas responsabilidades, pero esto de la improvisación no es más que el producto de una cultura que nunca alcanzará a ser equitativa y prospera.
La prosperidad que hemos alcanzado sería inmensamente mayor si tuviéramos una cultura de oficio adecuada a los talentos por los que se han estudiado y no por «las relaciones» adquiridas a base de sonrisitas y halagos a los «posibles» ganadores de la contienda política.
No voy a hablar mucho, porque ya este tema «hiede», además que detesto escribir de estos temas políticos, porque para mí la política debiera ser vocación de servicio y respeto a la dignidad de un pueblo por aquellos que se dedican a administrar a una nación.
Deben ser ciudadanos rigurosos y preocupados por el bienestar general y no esta balsa de aprovechados educados en el diálogo acucioso de convencimiento falso en pro de la justicia social. Su bolsillo…
Me duele ver el vacío por el que seguimos navegando y esperaba que el presidente, ahora que ya no necesitará de la turba de tigres porque no podrá aspirar más, se quitara el saco y la corbata y se dedicara a buscar lo mejor de lo mejor para que el país se encamine por la vía correcta.
No es verdad que en todas esas asignaciones están las personas más preparadas para ejercerlas, y ya es tiempo que «alguien» comience a adecentar el servicio que todos merecemos.
Nos sentimos burlados al ver como los mismos apellidos y caras conocidas se vienen turnando de generación en generación. Entonces. ¿Para qué estudian los hijos de machepa en un país que para trabajar decentemente hay que «jociar» en un partido y sudar la gota gorda rompiendo brazos?
¿Es así que nos dejara el legado, señor presidente? ¿Más de lo mismo? Ni siquiera abundaré en los recientes descargos de funcionarios corruptos, que a la sazón «no lo eran». ¡Una burla más en un país tropical y candente bañado de bachatas y morenas hermosas!. ¡Salud!. Mínimo Improvinero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, EEUU).