A Pleno Sol
Para el Ministerio de Interior y Policía, la seguridad ciudadana debe ser el tema básico a tratar. Cualquier otro renglón tiene que ser secundario hasta que se establezca la regla de juego contra el delito.
La ministra debe comprender lo difícil del cargo y que cada palabra o gesto, puede ser mal interpretado, o balanceado, de acuerdo a las conveniencias de los interesados.
Debe orientar a la policía de que es un organismo auxiliar de la justicia, y que su papel es investigar y apresar delincuentes. Lo demás debe estar a conciencia del Ministerio Público y los jueces.
Interior y Policía debe llegar a los barrios, pero a trabajar, no a enrostrar la miseria en que viven muchachos y adultos en las zonas excluidas. En los barrio hay graves problemas de seguridad.
Es el sitio ideal para las ventas del microtráfico de drogas, al tiempo que de esa exclusión salen los soldados del crimen. Hay que ir donde crece la marginalidad, para comprender sus padecimientos y hacer frente al delito.
El Ministerio de Interior y Policía debe fijar posición en torno a los intercambios de disparos. Nadie quiere que un policía muera en el desempeño de su trabajo, y en ocasiones tienen que hacer uso del arma reglamentaria. Pero en sentido general en el país no hay pena de muerte.
Sea en privado, o en reuniones públicas, Interior y Policía debe motorizar opiniones en torno a los intercambios de disparos. Es más, debe participar averiguando cuando hay denuncias de excesos.
Interior y Policía es quien debe traza la política de prevención de la delincuencia, en total cooperación con la policía. Antes de estar en el cargo, la ministra habló mucho sobre los tormentos del microtráfico y el raqueterismo, ahora tiene la posibilidad de aplicar correctivos y soluciones.
Hay que estar claro en que Interior y Policía nunca ha pasado de ser un organismo burocrático, que carece de fuerzas para someter a la cordura a la policía, cuando hay excesos y atropellos en sus ejecutorias. Este es un buen momento para aplicar esas medidas de respeto a los derechos humanos.
A la policía no se le puede poner esposas en el ejercicio de la vida diaria, pero ningún exceso debe ser permitido. Nadie está por encima de las leyes, ni siquiera, y, en especial, los que tienen la obligación pública de aplicarla. Con unidad y respeto se doblará el pulso a la delincuencia.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).