Schopenhauer decía, que «nuestra consciencia navega en las profundidades, mientras que los pensamientos actúan en la superficie». Más adelante, Freud, lo diría más simple; «no somos dueños de nuestra propia casa».
Me llama la atención la «exactitud» con que el zodiaco, «describe», la personalidad de cada grupo. Nos indica la «forma de ser» de cada individuo de acuerdo al día en que haya nacido.
La cábala, de la tradición Judía, intenta explicar la creación del mundo y cómo «alcanzar» la conexión con «la fuente». Se basa, al igual que el zodiaco, en la posición de los astros al momento de nacer y la influencia que «estos tienen» en nuestra vida.
El zodiaco tiene un origen Babilonio, unos dos mil años antes de Cristo, la cábala surge oficialmente en el siglo XIII, pero basada de escritos del siglo III. El zodiaco divide los doce meses del año en 12 signos. En sus principios buscaba «visualizar» el paso del tiempo… Hoy se ha transformado en algo más que «eso».
Parece que «El propósito» principal del Zodiaco, es la de crear diversas personalidades, mezclarlas y que cada uno se vaya tolerando de acuerdo a su forma de ser…
Es como un juego de doce fichas dotadas de «específicas individualidades» y su culminación sucede cuando todas se han empapado «de algo» de cada una de ellas.
Sin embargo, los «estudiosos» de las estrellas y «expertos» en «escudriñar» las posiciones y efectos de los planetas en cada signo, han «desvirtuado» aquel original propósito del zodiaco. Hoy son llamados «adivinos», Astrólogos y hasta «videntes».
Nos dicen cuando salir a la calle o no, bajo riesgo de ser atropellados. O cuando hacer negocios o quedarnos inmóviles. Toda una industria de entretenimiento que maneja millones gracias a «esa zona borrosa», que Schopenhauer describe que poseemos todos los seres humanos ante «el no saber nada» de la vida…
No somos dueños de nuestra forma de ser, emulando a Freud. Nuestra personalidad, de cierta forma, sí está «habituada» al signo Zodiacal que nos ha tocado.
Atravesamos anualmente todas las constelaciones que dan nombre a los signos, influenciando, «aparentemente», a todos los que nacerán en determinado «paso constelación».
Millones de recién nacidos serán similares en su comportamiento, llevándonos a otra pregunta, que para mí, enciende una «luz» ante el misterio de la vida, ¿Venimos programados y preconcebidos para actuar de x manera?. Si es así, entonces la afirmación de Freud es verdadera «No soy dueño de mí mismo»…
Si usted es del signo Piscis, y se reconoce temperamental, que llora por nada, o que es escorpión y se la pasa de cascarrabias enfrentando al mundo, entre otras cualidades que no puede evitar, entonces, es tiempo de aceptar que somos máquinas carnales y que no tenemos control de «eso» que llamamos «vida».
Entender que, inequívocamente, astrológicamente, vibracional o energéticamente, somos un producto programado desde una factoría giratoria «que nos produce» aleatoriamente y que contendremos «el compuesto» que «soltaba» de acuerdo «al momento» que pasamos por la línea de producción…
Esto nos provoca realizar otra pregunta: ¿Quién maneja la factoría? Ya que la elaboración de «esta mercancía», que es usted y yo y todos los demás, necesita tener una demanda que la compre, ya que de lo contrario, este negocio humano se hubiera cerrado.
¿Las «doce provisiones zodiacales» que elabora la Vía Láctea, es decir, nuestra galaxia, serán exclusivas para la tierra o existirán «otras formas de comportarse» en otras partes?. Seguramente que sí y que además sí logren alcanzar las profundidades de la consciencia y no solo «la superficialidad» de nuestros limitados pensamientos.
Dentro de mi programa interior, como Virgo, suelo ser calculador y estratégico, aparte de chismoso y hablador, según las lenguas geminianas, siento la necesidad de «desprogramarme» para llegar a «la verdad» de una mente pura, ausente de hábitos inducidos y manipulados.
Una mezcla de los doce signos en uno, seguro sería un desmadre insoportable y fuera de «toda lógica», una lógica que tampoco se alcanza al estar influenciados de constelaciones a las que nunca hemos ido.
Es decir, somos, pero no somos, Estamos, pero no sabemos para qué y para colmo nos reciclan y nos sacan el alma llevándonos a otras latitudes a donde llegaremos con otro nombre y otra forma de ser, influenciados ¡Por supuesto! ¡Por otras malditas constelaciones!, y de otro «jefe» de factoría, que tampoco se deja ver la cara… Un verdadero zaperoco!. ¡Salud!. Mínimo Zodiaquero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, EEUU).