Este que hoy habla ya no seré yo, ni tampoco el que fui hace unos días. He cambiado constantemente que apenas me reconozco. Ni idea del niño, ni idea del joven, ni idea del adulto, del mayor, del anciano que viene bajando las escaleras.
Ya no seré tampoco, como quizás nunca fui, ese hombre que siempre me hablaba en la mente y al que nunca vi ni sé de dónde me hablaba. Esa voz sin sonido que uno alcanza a escuchar desde un silencio interior que todos llevamos.
Tampoco logramos ver «ese fondo» de donde surge todo ni traspasar «esa pared» imaginaria de donde brotan las ideas, ni quien las emana o se las inventa.
Ya no seré, quizás porque nunca he sido. He vivido engañado, creyéndome ser, y he aceptado los cambios sin apenas darme cuenta, hasta este momento en el que debo reconocerme como una mentira.
Un ser que nunca fue una sola cosa, sino muchas, demasiadas, posiblemente infinitas entre un universo que parecía ser un planeta y que resultó estar dotado de la nada. Una nada que se refleja buscando encontrar «un algo»…
Este que hoy soy, el que escribe estos latidos, está tan perdido como todos buscando aferrarse a «algo» que siempre se escurre entre las sombras, que nunca se delata ni desvela y que se mantiene como un eco repitiéndose a sí mismo «estoy aquí».
Sin embargo, no estamos, ni nunca estuvimos, ni jamás estaremos. Seguiremos siendo sueños soñados. Imaginaciones y espejismos construidos por «esa mente» que solo se crea cuando la rendija se observa.
Ya no seré lo que pienso que soy porque pensar tampoco me dice nada. Y si me dice que no le creo, porque pienso que soy yo mismo, yo que ni siquiera sé lo que soy.
No sé por qué el misterio no acaba como nunca comenzó. No supo lo que era o cómo se creó. Ni siquiera sabe si viene o si va o si está yendo o parado en el tiempo. El misterio tiene su misterio.
Cuando termine de escribir estas líneas, terminarán tan perdidas como al principio. Habrán navegado en mi mente y descargado pensamientos que escucho de voces ancestrales buscando lo mismo.
Encontrarse sería romper con todo. Contigo, conmigo, con la creación cuántica que emanan mis ojos. Y todas las montañas y colores y cielos y aguas posibles. Terminaría tu boca y los cantos mojados que siembran tus piernas.
Se rompería la magia del tacto y del olor que brota en las entrañas de la tierra. Ya no estarías aquí, como pienso que estás, ni las voces o sonidos que emanan de las selvas y multitudes, degollando un soplo de luz y de aire… Para vivir…
Si me encuentro, ya no seré del sueño en el que estamos todos. Ya no seré mis ojos, ni mi cara, ni todo esto que «pienso» me compone desde «una identidad falsa», pero que se ha hecho mía.
Tan mía como lo fue ayer, que ya no es hoy ni será mañana. Ya no seré lo que nunca he sido, ni seré lo que nunca seré. ¡Salud!. Mínimo Serenero.
massmaximo@hotmail.co
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, EEUU).