Ejerzan el campeón de los derechos: ¡voten!, nos decían con necia insistencia. No se queden en sus casas, cumplan con ese deber ciudadano; y lo decían sin importarle que COVID-19 recorría el mundo, estaba de visita en España, Italia y “Nueva Yol”… y ya había entrado por puertos y aeropuertos a estas tierras maltratadas.
Voten, voten, recalcaban ¡No teman!… sugiriendo que aquí sabíamos más que en China mantener a COVID a raya, agarrarlo a la entrada y garantizar su condición de “importado” secuestrado ¡Que sigan los vuelos, mítines y caravanas para salvar la democracia!.
Opositores y oficialistas, comunicadores, politólogos variopintos, apasionados defensores del voto corrompido, el sistema y sus instituciones degradadas, coincidieron en ese llamado supuestamente patriótico y falsamente democrático.
Sabían el riesgo. No son tan tontos/as. Era entendible que COVID podía clandestinizarse. Que podía usar pasaporte falso y disfrazarse. Conocían que no podía ser retenido en todas las puertas de entrada al país.
Al tigre COVID no lo pudieron controlar en China después de su salida del laboratorio gringo y su deportiva llegada a Wuhan, ni impedir su terrible retorno a EE UU, ni su entrada a Italia, España, Alemania… Menos aun podrían hacerlo en este país regido por un capitalismo dependiente, gansterizado y caotizado; donde imperan un sistema de corrupción e impunidad y deteriorados mecanismos de salud y seguridad social.
Les interesó sobre todo defender sus ambiciones políticas, la institucionalidad convertida en asociación delictiva estatal-privada y su sufragio pervertido; y se emplearon a fondo para coronar las votaciones del 2020 con COVID, arrastrando parcialmente a mansos y cimarrones; empujando a asistir alrededor del 40% de los electores.
Cayó en esa trampa, por diferentes motivaciones -sobresaliendo el justificado voto castigo a la claque gubernamental- la población suficiente para expandir en mayor escala a un COVID, que pese al afán de ocultarlo, ya había dado sus primeras señales de que visitaba la casa común quisqueyana.
El 16 de marzo, un día después de votar, EFE informaba del registro de “un muerto y 21 casos de corona-virus confirmados en República Dominicana”; mientras que la noche del 14, víspera de los comicios, el gobierno anunció el inicio del cierre del país el día siguiente a las votaciones. Nada casual.
Vamos por varios muertos y decenas de infectados, mal contados. Y esto pica y se extiende consumada ya la coronación criminal de las votaciones del pasado domingo. Gracias al Gobierno, partidocracia, JCE, OEA-EU y comparsa deshumanizada. ¡Alerta con lo que son capaces de hacer!.
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