A Pleno Sol
Con un nuevo gobierno en los Estados Unidos, queda ahora por ver cuál será la cartilla que se aplicará con los países del tercer mundo, y en nuestro caso especial, con la República Dominicana.
La llegada de un nuevo jefe a la Casa Blanca no significa que se darán cambios automáticos en lo que se refiere a las relaciones entre los Estados Unidos y la República Dominicana. La política gringa es de intereses, y de defender sus derechos adquiridos o por la fuerza.
Hay una línea imperial en norte-américa que está por encima de intereses particulares, o de un gobernante que sea populista u odiado. Donald Trunph con todas sus excentricidades era un fiel representante del sistema, al igual que Joe Biden.
Pero si hay una línea de maquillaje y de manos suaves en asuntos no trascendentales, lo cual si se podría ver de inmediato. Pero no esperen los dominicanos favores especiales ni tampoco puertas abiertas a un equilibrio del intercambio económico.
Los norteamericanos son pragmáticos y su política exterior está basada en beneficios inmediatos y en coyunturas que se abren y cierran. Norteamérica primero es para los intereses de los norteamericanos.
Sin embargo, hay que reconocer que el gobierno de Barack Obama representó cambios en aspectos importantes del accionar político. Fue a Cuba tratando de mejorar las relaciones entre los dos países y aunque comenzó el acoso contra los chavistas en Venezuela, no fue tan fiero como Trunph.
Para los dominicanos nos trajo el amargo recuerdo del embajador y su compañero. Y un férreo intento de que la República Dominicana se echara sobre sus hombros la suerte de Haití. Se llegó a plantear el establecimiento de centros de refugiados en territorio dominicano.
Biden era el vice-presidente de esa administración. Es un experto en política internacional y en su agenda figura el caso haitiano. Por lo que se dice en la prensa internacional plantea soluciones conjuntas a los problemas de los dos países.
Desde la administración de Bill Clinton se quiere encontrar soluciones al caso haitiano involucrando a la República Dominicana, lo cual es inaceptable. Desde ahora hay que rechazar que se quiera establecer centros de refugiados en el país, o que se construyan hospitales para haitianos en el territorio nacional.
Las relaciones con los Estados Unidos serán siempre las de una potencia mundial contra un país pobre del tercer mundo. Nuestras riquezas naturales y la mayor parte del comercio y los servicios están bajo hegemonía directa de los Estados Unidos, lo cual nos hace un país cada día más dependiente. Esperemos a ver que vientos nos traen estos cambios. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
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