A Pleno Sol
Muy pocos se están preparando para los cambios sociales que ya comenzaron, a raíz del corona-virus. Mientras más se den paso hacia desmontar las medidas de emergencia, surge con fuerzas la sombra de una nueva forma de vida, para la cual los dominicanos no van a estar preparados.
La mayor parte de los que buscan apertura comercial, piensan que todo volverá a la normalidad de hace tres meses. No se trata de subir las rejas de protección de un negocio, sino de estudiar todas las posibilidades de cambios en una sociedad en difícil transición.
No se lleven de engaños. No variará la distribución de las riquezas. Ni los pobres se van a convertir en ricos ni los iletrados aprenderán a escribir, pero vienen cambios sociales. El masivo desempleo normará la vida después del coronavirus.
El poder de la economía todo lo norma, pero no siempre la escala en relación a la riqueza es la misma. Un millón de desempleados, que hace tres meses cobraba con normalidad, lleva la tranquilidad social al límite.
Ese millón de nuevos desempleados, sin encontrar nueva ocupación, va a colocar en un punto caliente las relaciones sociales, y la forma de subsistencia de cada ciudadano. Se puede llegar a un especie de sálvese quien pueda.
Si el factor económico entra en crisis, entonces todo lo otro naufraga. Mirando a la calle, la economía de los asalariados a hecho aguas, y el barco está naufragando. Si hay un mercado cerrado, los emprendedores también tendrán las manos atadas. Los préstamos sin resoluciones de producción, se convierten en un peligroso hoyo, por donde sí se cae, no hay posibilidades de levantarse.
Hay sectores empresariales que se encuentran en crisis económica profunda, de la cual saldrán tomando en cuenta variantes nacionales, pero sobre todo como mejora la situación de los mercados internacionales, como es el área del turismo.
Los ciudadanos de la mayor parte de los países desarrollados no están ahora mismo en condiciones de viajar, por lo económico, por las restricciones sanitarias y muy en especial, por el temor al contagio en países lejanos.
Sin embargo, la industria de la alimentación ha obtenido grandes beneficios económicos, valga decir desde los supermercados hasta los productores agropecuarios. A ellos hay que darle un reconocimiento, porque a pesar de las grandes colas en los negocios, no se presentó el desabastecimiento.
No habrán cambios sociales como se planteaban décadas pasadas, pero si forma de comportamiento que serán trascendentales. Se busca la normalización de la vida, mientras que el coronavirus esta indetenible, y no se le ve el punto final. ¡Ay!, se me acabo la tinta.
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