El caso del joven actor Jorge Luis Estrella, no es algo «innovador» o único. Se da diaria y constantemente en la mayoría de las sociedades del planeta.
En la sociedad dominicana ha causado sorpresa y, hasta cierta pena, por tratarse de un joven buen mozo y simpático, cosa que manifiesta claramente «el sentir» racista y favorecedor que tenemos por lo blanco…
Los negritos de Gualey, no gozan de esa cualidad, por lo que al atraparlos, muchos serán desaparecidos y vejados… Por otros negritos uniformados.
Ser blanco en la República Dominicana, es un privilegio. Podrán decir lo que les dé la gana y acabarme, pero es así y siempre, desde niño, lo he visto, fruto de la ignorancia. No estoy diciendo con esto que acaben con ese muchacho que cayó en el error de cometer un acto atroz, ya que «todos», blancos y negros, nos hemos visto «tentados» alguna vez, víctima de los ojos y por tener una conciencia dormida…
Yo mismo, estuve a punto de caer en «graves desatinos» a la edad de 20 años, solo por la ignorancia de dejarme tentar, por las ambiciones que mis ojos, y la sociedad en general, motivaban en su eterno afán por ser «exitoso»…
¿Qué estamos haciendo para evitar estos desatinos de la juventud distraída? No tengo claro si ya se han implementado lecturas y charlas sociológicas en las escuelas, pero nosotros nunca tuvimos quien nos diera una clase de «la vida»…
La miseria promueve el delito, pero una falta de «orientación singular» en el ámbito espiritual, que no religioso, donde se muestre la cara real de la vida y sus dramas y amores y objetos vanos que serán la causa de sinsabores, dolores y hasta delitos, es necesario implementar.
Lo veo diariamente en mi estudio de West Palm Beach, Los muchachos se sienten perdidos y hasta agresivos por su situación económica aunada a un desaliento de esperanza.
El estado tiende a brindarles los llamados «rehab», centro de rehabilitación, pero he notado, sin darme «coba», que mis conversaciones tienen más efecto que «esos» programas del 1 al 10…
¿Quién les está hablando a los futuros delincuentes? ¿Quién les habla a los que ya han delinquido?
La sociedad desde siempre ha promocionado los bienes como un «fin necesario» para «estar bien». Lujos y demás artilugios son objetos de «echarle vainas al otro», una competencia salvaje de mostrar un ego vacío y fuera de un humanismo cada vez más huérfano.
Jorge Luis Estrella es víctima de ese tsunami arropador y exigente de una sociedad cada vez más hueca y triste que no ha cambiado nunca y no cambiará mientras, no se comience a promover la solidaridad y compasión humana.
Hay que educar a los ojos y motivar a despertar la consciencia de una vez y urgentemente antes de que caigamos todos en los desatinos del alma de una juventud confundida y mal orientada por nosotros mismos que traemos «ese lastre» de confusión y adoración al objeto.
Si en aquel momento en el que estuve a punto de cometer una locura, no hubiese tenido un amigo que me aconsejara a evitar el delito, hubiera perdido en la cárcel más de veinte años de mi vida.
Todos podemos equivocarnos por nada. Mi camino continuó estoico llevándome a donde siempre se dirigía, aunque uno no se dé cuenta.
Hace tiempo dejé de ser víctima de mis ojos y he despertado parte de mi consciencia, lo que es suficiente para enfrentar los dramas infinitos de la vida.
Si desde niño me hubieran explicado los riesgos que tendría si no aprendía a «controlar los deseos», me habría ahorrado gran parte de las angustias vanas que viví. Aprendidas a la mala y bajo una «acertada» introspección individual.
No todos tenemos esa virtud, ni la disposición, ni el tiempo. Hay que enseñarlo en las escuelas, de lo contrario, no nos sigamos sorprendiendo con los Jorge Luis y demás muchachos empujados a «buscársela» por una sociedad que motiva «el éxito material» más allá de lo práctico… ¡Salud! Mínimo Victimero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, EEUU).