Por Wendy Carrasco
Como una luz al final del túnel, así se vislumbra la jornada nacional de vacunación “Vacúnate RD” contra la COVID-19, que inició el Gobierno dominicano el pasado 16 de febrero con la aplicación de la primera dosis de Covishield, cuya acción marca proceso de inmunización de la población frente a esta temible pandemia.
Si bien es cierto, que he tenido mis reservas con relación a la aplicación de esta vacuna, tampoco puedo dejar de admitir que la humanidad gritaba a alta voz por el surgimiento de una cura, tratamiento o alternativa que ayudara a repensar que no había llegado el final y que los proyectos a mediano y largo plazo en este mundo pueden forjarse en una realidad.
Realmente, ya no sabría definir el concepto de la palabra “normal”, adecuándolo a nuestro modus vivendi, porque si pensamos en lo que era “normal” el pasado año, todo era muy diferente, sin embargo, en apenas meses, hemos aprendido a vivir o sobrevivir, espantados de todo, con cierto distanciamiento, utilizando tapabocas, manitos limpia hasta para comer “frituras”, con los trabajos de la casa y el trabajo que espera un salario ya gastado en el mismo lugar.
Los que tienen niños, como en mi caso que tengo de todas las etapas, saben que los pequeños y adolescentes demandan de atenciones casi constantes, esto por un lado.
Las clases virtuales o a distancia de nuestros hijos que se convierten en presenciales para nosotros, unas que otras actividades extracurriculares en las que nos involucramos las personas inquietas o no muy normales como yo, en fin….
Considero que este proceso de vacunación contra el Covid-19 que va por más de 105 mil personas, será muy efectivo para evitar las defunciones masivas de las personas mayores o con condiciones de salud especial, e incluso, para poner fin a la pandemia como afirmó Tedros Adhanom Gebreyesus, el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La luz al final del túnel sería también para toda la economía del país, ya que un sin número de dueños de pequeñas y medianas empresas han tenido que cerrar sus puertas y desaparecer los negocios informales que en viviendas y calles de nuestro país se apostaban a buscar el pan de cada día.
Creo que no es tiempo de crítica destructiva, sino de que cada quien asuma un compromiso consigo mismo y la sociedad, de ser solidario y dar esperanza a quienes la han perdido. Vacúnate RD es una opción a la vida a la cual todos deberíamos apostar.
La articulista es maestra y periodista.
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