Por José Francisco Peña Guaba
El Covid-19 (por sus siglas en inglés coronavirus disease 2019), en su momento mal llamada neumonía de Wuhan, fue declarada pandemia mundial, por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el día 11 de marzo de 2020 y su propagación ha llegado a todos los confines de la tierra.
La prioridad actual de todos los gobiernos en mantener a sus ciudadanos en sus casas, tratando de evitar, a través del aislamiento, infectarnos de dicho virus y poder cumplir con el objetivo de reducir los casos de contagios. La letalidad de dicho virus ha provocado que hoy estamos todos los ciudadanos en modo sobrevivencia.
Han cambiado todas las preeminencias. De golpe la civilización, a fuerza de estos funestos acontecimientos asociados con el covid-19, se le ha dado un golpe mortal al consumismo de la suntuosidad. Ahora lo importante es lo básico: comestibles, servicios (agua, electricidad, celular, televisión por cable e internet), combustible, seguridad, etcétera. Hemos dejado de momento de pensar en lujos, en viajes, en ropas de marca, en paseos y fiestas.
Siendo sensatos, las prioridades de la humanidad han cambiado, considerando la gran mayoría que ¨lo importante es subsistir¨ a esta catástrofe mundial, que cambiará irremediablemente las sociedades de hoy. Los expertos, aunque difieran en su visión, todos coinciden en que el mundo será diferente a partir de esta pandemia.
Los dominicanos no escaparemos a esa realidad. Sin lucir pesimista, se avecinan tiempos difíciles, porque la economía sufrirá y esos niveles de crecimiento que llevábamos hasta ahora se verán afectados por la desaceleración de la producción a nivel mundial. El reflejo de lo que acontecerá en las economías de las grandes potencias de América, Asia y Europa, transformará nuestra realidad a una economía de guerra, donde administraremos escasos recursos priorizando aquellas cosas vitales de la Nación.
Pero antes los dominicanos tenemos una situación a resolver de manera obligada e inmediata y es qué vamos a hacer con las elecciones congresuales y presidenciales pautadas para el mes de mayo de este año.
Tanto el Foro Permanente de Partidos Políticos de la República Dominicana (FOPPPREDOM) como el prestigioso periodista Juan Bolívar Díaz, han indicado que lo correcto es posponerlas y en conjunto todos aunar esfuerzos, JCE, partidos políticos y Gobierno que nos permita llegar a un acuerdo y tratar de realizarlas en el mes de julio del presente año.
Pero para que logremos la posposición de las elecciones tendrían que ponerse de acuerdo los actores principales involucrados en este proceso, tomando una decisión oportuna que construya, dentro de las adversidades, la posibilidad de realizarlas en el mes de julio, prevaleciendo el cuidado debido de nuestra población.
Si por inobservancia de una parte de la oposición, que pareciese no entender las caóticas circunstancias en la que estamos y no nos unimos en el interés de hacer prevalecer los valores democráticos en tiempos de esta pandemia, veremos que en pocos días las fuerzas de los acontecimientos nos desbordarán y no será la oposición la que impondrá la agenda de solución a esta situación de orden institucional.
Esto no es un asunto doméstico. En una nota diplomática el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica notificó al gobierno dominicano de que no se podrán realizar elecciones dentro de su territorio mediante el sistema de votaciones presenciales. Con esto se verían afectados los más de 338 mil ciudadanos dominicanos empadronados y no podrían ejercer el derecho al voto, por lo menos de manera presencial.
De igual manera la prestigiosa Fundación Internacional para Sistemas Electorales (IFES) ha informado que se han pospuesto al día 26 de marzo un total de 35 elecciones en igual cantidad de Países o demarcaciones, algunas por meses, otras hasta indefinidamente, todas en el interés de proteger a sus ciudadanos evitando que las mismas sean un vector amplificador de la propagación del coronavirus en sus poblaciones.
En el caso de nuestro querido país, de no haber elecciones en el mes de julio, tiempo prudente y en condiciones sanitarias de bajo riesgo de contagios, estaríamos expuestos a una iniciativa de propuesta para una reforma constitucional, por parte de algunos legisladores, con la finalidad de extender el período de las autoridades actuales y de los legisladores hasta una nueva fecha en que se celebrarían las elecciones.
Los que pudiesen llevar alguna acción ante el Tribunal Constitucional para evitar la ejecución de las mismas, se encontrarán con la realidad de que en dicho tribunal, por su composición, no existirá consenso ni se tomará decisión alguna mediante sentencia, lo que hará valedero el artículo transitorio que se le haría a la Constitución.
Es por ello que se hace necesario que todos entiendan la necesidad de posponer las elecciones de mayo y crear una comisión de seguimiento que permita hacerlas realidad en julio, evitando con ello que lleguemos a agosto sin una solución planteada bajo consenso.
Debemos entender, líderes y partidos, que se impondrá… La fuerza de la razón!.
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