Tener tanta variedad de habitantes en esta nave espacial llamada «planeta», definitivamente que terminará mal. No ha servido la historia para mostrarnos un camino mejor, sino que nos hemos empeñado en mantener una «identidad» fuera de toda lógica.
Basta echarles una mirada a los actuales conflictos para «concientizarnos» de que ¡siempre estamos peleando por las mismas causas! Territorio, nacionalidad, religión. Imposiciones de «tornar al otro» para que sea, o igual a mí o sometido a mí… ¿No son Rusia y Ucrania similares? ¿China y Taiwán? ¿serbios y kósovos?.
Imagínense que, en Colombia, con la victoria del nuevo presidente, Gustavo Petro, Los de la ciudad de Medellín querían proclamarse independientes… Igual insinúan constantemente Texas y California… Si esto sucede con «gente» que son fruto de un mismo espacio y lugar, similares en costumbres; idioma, religión y hasta en la forma de amar, imagínense en los que no.
Cada país está formado de «microcosmos» que se han «puesto de acuerdo» para convivir de forma «civilizada» ajustándose a «regaña dientes» a ser gobernados, posiblemente, por la «etnia o tribu» que no les representa.
En el Ecuador existen más de 18 pueblos y sobre los 14 idiomas. En Brasil más de 150, Argentina sobre los 16. México 68, Honduras más de 8 y así vamos estudiando país por país y, además de las diferencias de idioma, se van agregando «otras» de tipo dogmáticas, raciales, culturales…
Formar un país, como ya se habrán dado cuenta, no es un asunto fácil, ¡ah! Todavía nos falta «la dosis política» es decir, ¿de qué forma vamos a manejar esto? ¿Democrática o autocráticamente?.
En muchos lugares la mejor forma de gobierno ha sido la dictatorial, ya que están compuestos por docenas de tribus que no se toleran ni en pintura y solo «la fuerza los obliga a convivir». Ejemplos de esto los vemos en Irak, Libia, Sudan, entre muchísimos otros. Estos países terminan autodestruyéndose a falta de un líder aglutinador.
Haití es un país predestinado a desaparecer si continúa en mantenerse en democracia. La antigua Yugoslavia de Tito, terminó dividiéndose en diversos países al igual que la Unión Soviética y no me sorprendería que los Estados Unidos terminen en ese camino, ya que se está anunciando «una guerra civil» que podría dividir algunos estados que acabarán autoproclamándose independientes unos de otros…
Panamá terminó aislándose de Colombia gracias a las corporaciones norteamericanas que también son parte de la ecuación de este planeta a punto de amotinarse.
No sabemos vivir, nunca lo supimos y posiblemente terminaremos matándonos unos a otros sin nunca descubrir que pudimos vivir en armonía y amor. Todavía nos jactamos de «vivir en el mejor país», de tener las mejores playas, las más altas montañas, los mejores atletas, las mujeres más bellas.
Todavía propugnamos una competencia que no es más que división y ego. Insistimos en las banderas, las fronteras, las mejores ciudades y que se salve el que pueda. Buscamos una «sincronicidad» que nunca será si no cambiamos el modo de ver a la tierra.
No puedo eliminar a toda la tripulación del planeta para que sea y piense como yo, y si lo hago, terminarán sacándome como todos los hijos de los conquistadores de América. Tenemos una naturaleza desgraciada y además inútil… No somos eternos en esta astronave.
Mañana China y los Estados Unidos comenzarán a disputarse el control del mundo. Ni Atila, ni Carlo Magno, ni Nerón o Napoleón pudieron.
No podrá nadie ser dueño de un lugar tan diverso y disperso. Y aun así sea, nadie tiene el control de dirigir el planeta hacia otras latitudes, estamos condenados al vacío y al silencio oscuro de un universo infinito.
Una nave espacial que gira atrapada a la gravedad de «otro»… fractales que se repiten de escala en escala. Un origen basado en la fuerza, como si esa fuera la razón de la existencia. Me disculpan por este latido. Que la paz y el amor sean siempre en ustedes. ¡Salud!. Mínimo Caminero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach).
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