Por Yuvinka Gozalvez Avilés
La Paz (VOA).- El recién estrenado gobierno de Luis Arce en Bolivia y el gobernante partido Movimiento Al Socialismo (MAS) tienen por delante gigantes retos, dijeron expertos y políticos bolivianos a la Voz de América.
Apuntan a temas clave como la lucha contra el coronavirus, la reactivación de la economía, avanzar en la reconciliación nacional, impulsar reformas a la justicia y la lucha contra la corrupción.
Los analistas sostienen además que Arce, -que consiguió en las urnas devolver el poder al MAS un año después de la precipitada renuncia del presidente Evo Morales por sospechas de fraude electoral en los anulados comicios en los que buscaba un cuarto mandato consecutivo tras 14 años en el cargo-, deberá ahora encarar lo que será tal vez lo más engorroso en el plano político: deshacerse de la sombra del retornado Morales y gobernar con sello propio.
Desmarcarse del líder histórico del MAS, dicen los expertos, es su más urgente desafío para consolidar el liderazgo del partido y comenzar a construir su propio legado.
Instalar una política exterior que priorice los intereses nacionales por encima de los ideológicos, -exponen los analistas-, es otra tarea nada desdeñable de la actual administración boliviana, que de consolidarse supondría un giro en el accionar del MAS, que durante más de una década en el poder priorizó a los aliados como Cuba, Venezuela e Irán, y menospreció el nexo con países como Estados Unidos.
Coronavirus y economía
Al asumir el cargo a comienzos de noviembre, Arce declaró: «Tenemos el gran desafío de volver a reconstruir nuestra economía, generar certidumbre, crecimiento o redistribución del ingreso, de reducir las desigualdades económicas y sociales».
El mandatario tiene a su favor que fungió como ministro de Economía durante 12 años en el gobierno de Morales, cuyo mandato se extendió entre 2006 y 2019. Por su trabajo es visto como el arquitecto de lo que se conoce como el «milagro económico» boliviano.
Sin embargo, ahora otros vientos soplan.
«El gobierno necesita reactivar la economía y enfrentar la pandemia (…) Bolivia es uno de los paíss con peores índices en el marco del coronavirus, tiene todavía una enorme cantidad de muertos por millón de habitantes si se compara con otras realidades y entonces está entre los países más afectados de América Latina», dijo a la Voz de América el académico boliviano Rafael Archondo, ahora basado en la Universidad Iberoamericana Puebla, en México.
«Es un doble reto: primero gestionar un sistema de salud que ya era deficiente, que no ha respondido a las expectativas que tenían los ciudadanos bolivianos ante una crisis como la que hemos vivido, por lo tanto hay que reestructurar el sistema de salud y prepararse para la respuesta inmediata por un posible rebrote», afirmó el también analista político Álvaro del Pozo, sobre parte del reto que tienen por delante el actual binomio en el poder que integran Arce y su vicepresidente David Choquehuanca.
En cuanto a la economía, del Pozo expresó: «Hoy las reservas internacionales son menores, hoy nuestros ingresos por la venta de recursos estratégicos son menores, por lo tanto el Estado cuenta con menos recursos. Hoy el presidente Arce y su gabinete se enfrentan a gestionar un país con muchos menos recursos de lo que lo hicieron durante 14 años».
«No hay soluciones mágicas (…) lo que se tiene que hacer debe hacerlo de forma concertada entre todos los bolivianos. Hay que lograr un pacto mínimo para hacer frente por un lado al COVID-19, dejar de utilizarlo como un pretexto o como una arena de conflicto político, y también a la economía, porque habrá que iniciar un periodo de austeridad y si esto no se realiza en el marco de un mínimo acuerdo entre las diferentes fuezas políticas y los sectores sociales, es inmanejable», dijo a la VOA Pablo Solón, exembajador de Bolivia en la ONU.
El diputado Pablo Arizaga, de la fuerza política opositora Comunidad Ciudadana, dijo a la VOA que el actual gobierno deberá «avanzar de manera rápida y certera» en el abordaje del coronavirus. También expuso que «la falta de empleos» está impactando a los bolivianos: «Hay muchas demandas ciudadanas que no se están pudiendo cumplir por la falta justamente de esta inyección de recursos económicos».
Hasta el miércoles, cifras de la Universidad Johns Hopkins indicaban que en Bolivia existen 143.569 casos confirmados de coronavirus y 8.875 muertes asociadas al COVID-19.
La sombra de Evo Morales
Morales, el primer presidente indígena de Bolivia que pugnó por permanecer en el poder argumentando que la reelección «es un derecho humano», se refugió en la vecina Argentina tras las anuladas elecciones de 2019.
A comienzos de noviembre regresó a su país. Desde entonces retomó el liderazgo de su partido y del mayor sindicato de cocaleros que dirigió durante más de dos décadas.
De regreso al Chapare, un municipio en el centro del país que fue su trampolín para saltar a la política derribando los partidos tradicionales en el 2006, Morales retomó de inmediato sus actividades políticas y sindicales.
En un intento por desmarcarse, Arce no fue a reunirse con Morales a su regreso al Chapare y públicamente evitó referirse a su mentor político. Morales, en cambio, dijo que mantiene contactos con el presidente a quien ayuda a organizar el gobierno.
Arce y otros dirigentes del MAS sostienen que no gobernará «a la sombra» de Morales y que hará un «gobierno para todos».
Sin embargo, otros como Solón, que fue diplomático y parte del gobierno de Morales en el primer periodo, tienen una idea menos optimista de lo que podría venir.
«Conozco perfectamente a Evo (…) ha vuelto a Bolivia a buscar controlar el gobierno, eso es innegable. Luis Arce ha manifestado, y hace intentos por tener una cierta independencia, pero hasta ahora no vemos una clara posición o estrategia para lograr esto», afirmó el diplomático que sirvió a su país en la ONU.
El académico Archondo explica en sus propios términos la vuelta de Morales al escenario boliviano.
«Es una mala señal. No podemos tener un gobierno bicéfalo, donde uno decide una cosa y el otro decide otra. La presencia de Evo Morales es negativa por el solo hecho de que son dos personas distintas: una que ha recibido el respaldo del pueblo, que está gobernando con ese veredicto popular», dijo en referencia a Arce.
«La otra persona, que es un líder simbólico, un líder histórico que tiene una trayectoria más larga y que se ve a sí mismo como el origen del gobierno», indicó Archondo. «Evo Molares no tiene nada que perder porque no está tomando decisiones de forma directa, no va a tener que rendir cuentas por lo que el gobierno haga porque no es su gobierno, y Luis Arce va a cargar con toda la responsabilidad», afirmó Archondo.
El analista del Pozo, en cambio, es más optimista respecto al binomio presidencial Arce-Choquehuanca.
«No hay duda de que existen rostros nuevos y eso de alguna manera genera cierta expectativa. Hay una cobinación técnica y política que también es interesante. Yo diría que este gabinete tiene el beneficio de la duda y habrá que verlo en la gestión para darle una calificación», concluyó del Pozo.
Este reportaje continuará en una segunda entrega para abordar temas como las relaciones exteriores, una eventual reforma judicial y la ansiada reconcialiación nacional.
Comentarios sobre post