Redacción (RT.com).- Si Washington no cambia su estrategia hacia Pekín, esto llevará las relaciones entre ambos países al conflicto y la confrontación, advirtió el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, durante un evento de la organización Asia Society en Nueva York en vísperas de sus conversaciones con el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, al margen del 77.º Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas.
En su discurso, Wang afirmó que «está claro que la importancia de las relaciones entre China y EE.UU. ha superado el nivel bilateral y tiene implicaciones globales». Sin embargo, según el canciller, el uso por parte de Washington de «una narrativa infundada de ‘democracia contra autoritarismo'», la identificación de Pekín como su adversario más importante, «la coacción a otros países para elegir un bando», la continuación de «su guerra comercial» y, sobre todo, su política hacia Taiwán, marcada por numerosas violaciones por parte de EE.UU. del marco de obligaciones firmadas en sus tres comunicados conjuntos, todo ello podría tener «un impacto subversivo y destructivo en las relaciones entre los dos países».
«EE.UU. no puede socavar los intereses fundamentales de China, por un lado, y exigirle una cooperación incondicional, por otro», subrayó, añadiendo que «ninguna cooperación puede basarse en una situación en la que tú pierdes y yo gano».
Wang también afirmó que si Washington desarrolla sus relaciones con Pekín «siguiendo la línea de un juego de suma cero y sigue utilizando la ‘corrección política’ para desviar su política hacia China», al final esto llevará «al conflicto y la confrontación».
Además, Wang recordó que, según el presidente chino Xi Jinping, el camino correcto para China y EE.UU. lo representa el «respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación en la que todos ganen». Señaló que sobre la base de estos tres principios deben desarrollarse las relaciones entre los países en el futuro. «Sin respeto, no podemos hablar de confianza, y sin confianza, no podemos evitar el conflicto o la auténtica cooperación», resumió.
Subrayó que, al firmar el Comunicado de Shanghái hace 50 años, ambos países acordaron respetar la soberanía e integridad territorial de la otra parte, así como no interferir en sus asuntos internos, independientemente de sus sistemas sociales.
«No es cierto ni realista definir la propia elección como democrática y la del otro como autoritaria, y definir el cambio del otro como un éxito», afirmó, enfatizando que «China no se convertirá en otro EE.UU.» y que Washington «no puede cambiarla a su gusto».
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