Mike Petriello/MLB.co
Cada temporada, alrededor de esta fecha, es bien sencillo (y divertido) darle un vistazo a los lideratos de la segunda mitad para encontrar a esos jugadores que han estado jugando sorpresivamente bien – “sorpresivamente”, porque no lo habían hecho en el pasado, o simplemente porque no habían jugado mucho a nivel de Grandes Ligas – y preguntarse si estás viendo algo real, algo que puede servir como indicativo de un mejor futuro… o simplemente una buena racha que no va a repetirse.
Quizás esto no pasó tanto el año pasado, porque fueron sólo 60 juegos. Pero a finales del 2019, hubiésemos visto a los que tronaron en la segunda mitad, preguntándonos si había algo real detrás de todo aquello. Si viste lo que hizo el dominicano Teóscar Hernández (OPS de .628 en la primera parte y de .938 en la segunda) y pensaste que era una explosión real, bien por ti. Si esperabas lo mismo para Garrett Hampson (.524 en la primera mitad, .809 en la segunda), bueno, la cosa no salió tan bien.
Entonces, ¿qué tal lo que estamos viendo este año? No estamos hablando de cosas como “el dominicano Vladimir Guerrero Jr. ha tenido una tremenda segunda mitad después de tener una buena primera mitad”. No estamos hablando de “prospectos de primer nivel como el dominicano Wander Franco llegando y cumpliendo las expectativas”, ni incluso como un bateador que llegó a dar 48 jonrones, como el cubano Jorge Soler, llegando a los Bravos para darles ese tremendo empujón. Estamos hablando de jugadores a los que no les fue bien en la primera parte del 2021, ni en años anteriores, o que simplemente no eran ligamayoristas establecidos y que han lucido de maravilla después del Juego de Estrellas.
En este caso, vamos a enfocarnos en tres jugadores latinoamericanos:
Víctor Reyes, OF, Tigres
Hay muchas razones para no creer en el venezolano Reyes y pasar ser honestos, no estamos completamente seguros si lo suyo es real. Reyes, quien llegó a los Tigres desde los D-backs en el Draft de la Regla 5 del 2017, pasó su carrera en las menores sin demostrar mucho poder (un slugging de .397) y en parte de cuatro campañas en Detroit, con más de 900 visitas al plato, su OPS+ es de 83.
Eso es un poco injusto, claro, porque incluye el 2018, cuando claramente no estaba listo Reyes para dar el salto a la Gran Carpa e igual tuvo que hacerlo para evitar que los D-backs lo llevaran de vuelta a Phoenix. Si dejamos a un lado su porcentaje de embasarse de .239 esa temporada, su OPS+ desde entonces es de 96. De cualquier forma, fue enviado a Triple-A durante el primer mes de este año para abrirle un puesto en el roster al dominicano Nomar Mazara, lo que dice algo de lo que piensan de él los Tigres.
Reyes tronó en 20 partidos en Triple-A (.385/.462/.564), pero no es por eso que está aquí. Ha bateado .313/.345/.542 para los Tigres en 107 visitas al plato desde que regresó, pero eso no es toda la explicación para entender por qué lo incluimos en esta nota, por impresionante que sean esos números. Está aquí por esto:
Eso lo que nos muestra es tasa de barrels, o “macetazos”. Un “macetazo” es la perfecta combinación de velocidad de salida y ángulo de despegue de un batazo (una conexión fuerte, en el aire) y de todas las métricas de Statcast, se considera que es la que tiene más valor predictivo. Es una buena tendencia, y cuando la botó contra Tampa Bay el viernes pasado, fue el batazo más fuerte y el cuadrangular de mayor distancia en su carrera. Eso no significa que todo lo que hizo en el pasado no ocurrió, pero batear una pelota a 110 millas por hora así sea una sola vez te digo algo de un bateador que no conocías antes de que lo hiciera.
A riesgo de prender que somos especialistas en swings – no lo somos – visualmente es bien fácil ver algunos de los cambios. Este año, Reyes, que mide 6’5 (1.95 metros) se está parando más erguido en el plato, diferente a la postura más encorvada que usaba antes.
“Estoy orgulloso de él”, dijo el manager A.J. Hinch en mayo, “por haber tomado el movimiento (bajar a las menores) de forma constructiva y llegar a las menos y hacerlo bien, y estamos siguiéndolo de cerca y evaluando todas las consideraciones y posibilidades”.
Si añadimos que es un muchacho bien rápido – aunque no es un Derek Hill, es más veloz que el 90% de los jugadores de Grandes Ligas – y esta explosión de poder al menos hace que notes lo que está haciendo. Es sencillo entender porque en Detroit siguen dándole oportunidades. Detroit es un gran candidato a ser un equipo revelación en el 2022, pero incluso con el gran debut de Akil Baddoo y la buena actuación al bate de Robbie Grossman, todavía hay tiempo de juego disponible en los jardines. Mazara no se lo ganó y ya no está en el equipo. Hill todavía no ha demostrado que puede batear. A JaCoby Jones probablemente se le agotaron las oportunidades. Riley Greene todavía no ha recibido la suya. Es ahora o nunca para Reyes, y de golpe se ha convertido un bateador interesante, por razones que no había mostrado antes.
Abraham Toro, IF, Marineros
El venezolano Toro nunca vio mucha acción con Houston – 308 viajes al plato en tres años – y tampoco pudo aprovechar lo poco que jugó, bateando sólo .193/.276/.350 para un OPS+ de 68. No hace falta decir que no fue un movimiento especialmente popular dentro del clubhouse de Seattle cuando el gerente general Jerry Dipoto cambió a su cerrador, Kendall Graveman, a los punteros Astros por Toro horas después de que los Marineros remontaran una desventaja de 7-0 para vencer 11-8 a Houston.
Más allá de lo que uno pensó del movimiento en ese momento, ha funcionado de maravilla para Seattle. Toro jonroneó en cada uno de sus dos primeros juegos con el club (ambos contra los Astros), y unas semanas después conectó un grand slam ante el mismísimo Graveman. En resumen, está bateando .293/.370/.425 (OPS+ de 125) para los Marineros, ayudándolos a mantenerse metidos en la pelea por el Comodín. Pero, como dijimos, no produjo en Houston. ¿Qué ha pasado?
“Es alguien que teníamos un tiempo tratando de conseguir, pero (los Astros) consistentemente habían dicho no”, dijo el gerente general asistente Justin Hollander después del cambio. No es difícil entender las razones, viendo sus números en las ligas menores. En parte de cinco campañas en las fincas, Toro dejó un OBP de .370 y un slugging de .466 En 147 viajes al plato en Triple-A, dejó un OBP de .497.
Parte de la explicación fue limitar sus ponches, ponchándose sólo 17% de las veces en las menores, y miren lo que está pasando en las Mayores:
Toro cumplirá 25 años en diciembre, y ha sido un favorito de la analítica debido a su capacidad para embasarse en las menores. Eso es lo que está demostrando en Seattle, y haciendo que el impopular cambio de Dipoto luzca mucho mejor.
Luis Urías, IF, Cerveceros
Un infielder encendido con el madero que ha ayudado a los Cerveceros escaparse en la División Central de la L.N… pero no estamos hablando del dominicano Willy Adames. No, nos referimos al mexicano Urías, que fue adquirido durante la temporada muerta 2019-2020 como parte del cambio que envió a Trent Grisham a San Diego. Al principio, pareció un raro error para la gerencia de Milwaukee, dado que Grishman fue al Juego de Estrellas del 2020, Urías dejó un OPS+ de 63 y Eric Lauer, que también fue parte del cambio, lanzó sólo cuatro juegos debido a una lesión de hombro. Lauer ha sido un valioso miembro de la rotación en el 2021, pero Urías no hizo mucho durante los primeros dos meses de la campaña y luego perdió su puesto cuando Adames arribó el 21 de mayo.
Urías se movió a la tercera – y más recientemente al short con Adames fuera por una lesión de cuádriceps – y su bate ha despegado. El 21 de mayo, Urías tenía un OPS de .688 en el 2021 y una marca de .648 de por vida en las Grandes Ligas. ¿Desde entonces? .264/.343/.472 con un OPS de .816. Este es un buen punto para empezar a entender lo que está pasando:
De golpe, Urías ha empezado a pegarle con fuerza a la bola, algo que no había mostrado antes. Luego de conectar sólo 21 extrabases en 422 viajes al plato en sus primeras tres temporadas, ahora tiene 46 en 514 apariciones este año. ¿Cómo? Como suele pasar muchas veces con los jugadores jóvenes, mire las decisiones de Urías a la hora de hacer swings. Urías, durante gran parte de su carrera, había sido un bateador demasiado paciente con los pitcheos en la zona de strike. Eso cambio casi exactamente con la llegada de Adames, coincidencia o no.
No es un shortstop para el largo plazo, tanto porque las métricas defensivas no le son favorables y porque Adames claramente se ha adueñado de ese rol en Milwaukee. Pero por un buen raro, parecía que su futuro sería en la banca, o en las menores. Urías tiene apenas 24 años. Es lo suficientemente joven para cambiar esas percepciones… y ha comenzado a hacerlo.
En este artículo:
Mike Petriello es analista de MLB.com.
https://www.mlb.com/es/news/tres-latinos-encendidos-en-la-segunda-mitad
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