¿Cuántas vidas vive uno? Todos pensamos que solo una…
Ya pasó tu infancia y los bellos recuerdos. Pasaron las lágrimas y un montón de olvidos que también, serán olvidados.
Pasó una abuela y un tío, y una prima que se bañaba desnuda a la orilla del río.
Pasó un amigo y luego otro y al final todos pasaron y quedaste solo levantando torres y edificios y nuevas ciudades en donde establecer tu corazón errante.
Y pasó Colón y Pizarro y Pinochet y la Frida. Y todas Las conquistas, los peregrinos, los caminos de piedra y los del destino.
Las tribus secretas del Machu Picchu y los talladores de piedra del Chichén Itzá.
Hernán Cortez y toda su corte y el oro y la pluma y la serpiente emplumada.
No quedó ni el águila sagrada, ni el aliento de tu boca, ni tu perfil persa, ni un mapa de la Atlántida, ni del tesoro escondido que aún se burla en silencio bajo los pies.
Tampoco queda la hacienda del tatarabuelo y sus cientos de caballos y la hamaca ajustada al cedro…ni el cedro, ni tu pelo, ni tu cabeza.
Ya pasó la primavera y pasará el otoño y mi juventud rebelde e ignorante. Y pasaron mis muertes y mis muertos y los tuyos también.
Todos los momentos en que perdí y los que gané. la vida que fue y la que aún queda y esa otra llamada final.
Y pasó el principio y se hizo lejano, como las calles de mi barrio que ya no reconozco, ni el barrio, ni tu casa…ni la mía.
Y pasó Jesús y lo crucificaron y Mahatma y Buda y otros también importantes. Pasaron los demonios, Hitler, Trujillo, Calígula, los Borgia y los presentes que aun humean desde sus escondites.
Y yo he pasado tantas veces y sigo pasando y me veo y no me recuerdo de ese, de la foto, de las fotos que tienen grabado mi nombre y otros nombres que aún mantienen intactas las ausencias.
También pasó mi perro y el gato amarillo que agarró mi mano para morderla. Y pasó la ingratitud y el ego de muchos hombres. Y aquella ventana por la que solía verte en las tardes pasar buscando mi rostro, ese rostro, que también pasó.
Y pasaron otros tíos y quedamos «destiados», «desmadrados», «despadrados» y todas las aceras y galerías frontales donde en complicidad con la lluvia nos deslizábamos.
Y pasó Cleopatra y Nefertiti y Evita y Eva…y Adán. Y los sueños por la realidad y una realidad que se multiplica y se complica y se transforma en muchas cosas que a la vez son ningunas…
Y pasó aquella noche donde nos hicimos eternos besándonos hasta las miradas y así nacieron Lía, Luna y Lluvia.
La eternidad también pasó y el infinito y otros sueños y otros nombres.
Y pasó el amor y el querer y la pasión. Pero también pasó el odio, la traición y los traidores. Y pasó la bondad y lo noble. Lo sutil, lo «inmaginado».
¿Qué más pasó?. También pasó lo «insucedido» y lo que pasó una vez «volvió a pasar». El deja vu y el resucitado y el que no tendrá que volver también.
Y Picasso y su Guernica y el avión alemán también. Y La Mona Lisa y su creador. Y el viejo y el mar…y el Titanic.
Y pasó el presente y el pasado y ella… que se mantiene atada a un «pesar» que ni ella misma piensa, porque no sabe lo que piensa, ni está consciente la consciencia.
Todo pasa y se extingue como el humo…todo es humo.
Y quedarás tu solo, aferrado a tu conciencia y te verás perderte como el humo, ligero, sin equipaje, flotando hacia la nada…es decir, al todo. ¡Salud!. Mínimo Caminero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach).
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