A Pleno Sol
El desborde de la campaña electoral ya es indetenible. Lo que si puede hacer la Junta Central Electoral –JCE- es tomar las medidas para controlarla, y evitar hechos de violencia y que se dé el respeto mutuo entre los candidatos.
Con el sistema partidista actual, con primarias a todos los niveles, y a la espera de ver de dónde salen los fondos para difundir propuestas, es difícil establecer controles.
Con tiempo, la JCE tiene que reunirse con el liderazgo político nacional, cara a cara, y allí plantear la conducta civilizada en la campaña electoral. Por siempre, los desenfrenos verbales de los líderes, terminan en la violencia de las masas.
Es necesario que el torneo electoral por el cual ya comenzamos a transitar esté lleno de respeto cívico, y de que las ideas se confronten con ideas. Los choques callejeros deben ser eliminados o minimizados al extremo. No se ganan elecciones con la barahúnda social, sino con los votos.
Aunque son difíciles los debates con presencia de los principales candidatos, si se debe dar la clara exposición de los programas de gobierno. Es válida la salvedad, de que nunca esos programas de propuestas electorales han sido cumplidos en el país.
La JCE tiene que pasar a supervisar los gastos individuales y colectivos en campaña. Ahora solo los adinerados, o sólo los que tienen facilidades de fortuna, puedan aspirar a cualquier cargo electivo.
Se cercena la expresión democrática de que la voz del pueblo está también en los reductos de miseria. Difícil y casi imposible que un representante popular, sin recursos y sin padrinos pueda llegar a regidor, síndico, diputado o senador.
La utilización del poder de los recursos económicos ya es excluyente, le cierra el camino a la voz genuina del pueblo. Si no se imponen controles, las masas seguirán siendo vocingleras, sin poder real y sumergidas en el infierno de las ilusiones de dar un salto social.
Temas centrales de la campaña serán la inseguridad, el alto costo de la vida, la falta de empleo, y la existencia pesarosa de las zonas marginadas y excluidas.
Para eso vale la campaña electoral, para plantear propuestas y posibles soluciones, muchas se quedaran en el tintero, pero también casi todas serán expuestas por diestros titiriteros, expertos en el arte de vender ilusiones, que se desvanecen como pompas de jabón. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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