Por Manuel de Jesús Linares Jiménez
La sexta parte de “LA ECONOMÍA DOMINICANA EN CAÍDA LIBRE”, se la vamos a dedicar al análisis del capítulo V, SECTOR MONETARIO, del informe del Banco Central de la República Dominicana correspondiente al período enero-junio 2023. Este capítulo comienza en la página 37 y concluye en la 40.
Si hay un capítulo del citado informe, donde se advierte con mayor claridad el caos del orden burgués de producción, predominante en la República Dominicana, sin duda, es el referido al sector monetario. En la página 37 de su informe, el Banco Central afirma: “En el primer semestre de 2023, el Banco Central de la República Dominicana (BCRD) inició la normalización de su postura monetaria, reduciendo la tasa de política monetaria (TPM) en 50 puntos básicos (pb) en mayo y en 25 pb en junio, hasta situarla en 7.75% anual en su reunión de junio”. (Comillas y cursiva son nuestras).
Cuando el Banco Central dice que en el primer semestre de 2023 inició la normalización de su postura monetaria, es decir, la reducción de la tasa de política monetaria, deja entrever que la postura anterior destinada a aumentar la tasa de política monetaria, era una postura anormal.
Se equivoca el Banco Central; ambas posturas son normales en el orden burgués de producción. Si se producen tensiones inflacionarias el monetarismo recomienda desestimular la demanda de bienes y servicios, mediante el aumento de la tasa de política monetaria. Pero resulta, que al reducirse la demanda, se desacelera el crecimiento del PIB; lo que luego obliga a tomar medidas monetarias contrarias, conducentes a estimular la demanda de bienes y servicios.
En ese jueguito, de aumentar y posteriormente reducir la tasa de política monetaria, generalmente el Banco Central tiende a dar algunas “facilidades” al negocio bancario. Al inicio de la página 37 dice: “Se aprobaron medidas complementarias de provisión de liquidez por unos RD$119,000 millones para facilitar el financiamiento a los sectores productivos y los hogares”.
(Comillas, cursiva y el subrayado son nuestros).
En esa cita lo primero que se destaca es el usual lenguaje aclasista de las instituciones propias del Estado burgués, especialmente del Banco Central. Los sectores productivos son las empresas capitalistas, cuya esencia consiste en comprar barato y vender caro, con el fin de ampliar su acumulación de capital. Los sectores productivos, para fines distributivos, no incluyen a los obreros que son los que generan la riqueza material en el capitalismo, en la medida que producen mercancías base de dicha riqueza. Vaya contradicción, la burguesía que deviene en una clase social parasitaria, con el desarrollo del capitalismo, forma parte de los “sectores productivos” y el obrero que es la base de la producción de mercancías, queda excluido de los “sectores productivos”, en el plano distributivo. Por otra parte, constituye una mentira aseverar que con esos 119,000 millones se facilita el financiamiento de los hogares. ¿Cuáles hogares? Los hogares de la burguesía, pero nunca los hogares proletarios. Los proletarios son unos infelices que no tienen en qué caerse muertos. De manera, que esos 119,000 millones, casi en su totalidad van para las arcas de los dueños de bancos y el resto de la burguesía dominicana.
En las páginas 38 y 39 el Banco Central coloca unas informaciones, tan “sinceras” que dan ganas de llorar: “En el sistema financiero, las tasas de interés de mercado empezaron a reflejar el cambio de postura de política monetaria. En particular, la tasa de interés activa promedio ponderado registró una reducción mensual de 348 pb en junio, ubicándose en 12.41% anual. En igual período, la tasa de interés pasiva promedio ponderado se redujo en 86 pb, alcanzando 9.50% anual al cierre del segundo trimestre de 2023…” (Comillas, cursiva y el subrayado son nuestros). ¡Cuánta sinceridad! Ciertamente, el Banco Central es muy “sincero” nos pone ahí los números, pero no nos advierte del negociazo de los bancos. Nunca, nunca hemos visto que la tasa de interés pasiva, que es la pagada a los ahorrantes, sea mayor que la tasa de interés activa, que es la cargada a los préstamos. ¡La utilidad de los bancos está asegurada!.
(El autor es profesor jubilado y Ex-Presidente del Consejo Superior de Doctores de la UASD (2019-2022).
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