Por María Hernández
La impactante e inesperada salida del sistema de las redes sociales WhatsApp, Facebook e Instagram dejó a todos los usuarios como desnudos, poniendo de relieve que nada, pero nada en la Viña del Señor es infalible.
Esta situación, presentada cerca del mediodía de este lunes, provocó que todos buscáramos posibles responsables, pero nunca sospechar, siquiera, que el fallo estaba en éstas mismas redes sociales.
En nuestro caso particular, apagué el módem del Internet residencial unas diez veces, relacionando «la falla con la leve lluvia que estaba cayendo en ese momento y fue la primera vez, en varios meses, que encendí el televisor.
Yendo más lejos reporté los inconvenientes a WhatsApp y Facebook, claro está, sin recibir respuesta alguna.
Sin embargo, NO todo estaba perdido, se me encendió «el bombillito» y recurrí a nuestra primera red social, la pionera en conectarnos con el mundo digital: el correo electrónico, el mismo que muchos han abandonado porque consideran «desactualizado».
Así pude comunicarme con mi hija y enterarme de que por esta terrible tragedia cibernética «el mundo está incomunicado».
Empero, existía un problema. Quería comunicarme con otras personas, pero no tenía sus correos electrónicos, claro si piensan que ya éste no sirve para nada, está en desuso y ahora sólo usan WhatsApp, Facebook e Instagram. Díganme.
Este «apagón cibernético», como lo he tildado, porque no soy experta en la materia, debe ponernos a razonar sobre la vulnerabilidad de todas estas plataformas que nos comunican con el resto del mundo, en cualquier momento pueden fallar y dejarnos «desnudos», porque nada es infalible en esta ambiciosa y pretenciosa Era Digital.
ma2001ria@gmail.com
(La autora es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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